jueves, 28 de agosto de 2014

¡Mamá no!

El llanto desconsolado de una niña diciéndole a su madre:
¡Mamá que no, mamá que no! Mientras la madre la lleva hacia la puerta de la casa.
¡El portazo!
Se sigue escuchando el llanto de la niña pidiendo a su mamá que le abra la puerta para volver a entrar.

Ahora, dos corazones llorando desconsolados. Uno, el de la niña que llora a gritos fuera de la puerta de su casa. El otro, el corazón de la madre que seguramente, en silencio, lleve su dolor consigo misma dando soporte a su propio llanto y al de su hija, y ahora con más culpa.

Otro corazón dolido de infancia. Llantos de niña repetidos, una historia que es conocida, y que se sigue tejiendo...

No me gustó lo que hicieron conmigo pero es de la forma en la que lo aprendí y por más que quiera cambiar hay una fuerza grabada en mi inconsciente que siempre me hace realizar las cosas de esa forma. Patrones repetitivos... que se pueden liberar...

RECONOCER, HONRAR, ACEPTAR la historia como nos llega. Poder amar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros, sea como sea nos dieron la VIDA. Este es el regalo más grande que tenemos en la Tierra.

Poder mirar hacia nuestro pasado para honrarlo agradeciendo, sin rechazarlo, sin enjuiciarlo. Aceptando que así fue y al amarlo poder cambiarlo. Poder cortar con ese patrón o patrones repetitivos que no nos dejan avanzar.

Llegó el momento de dedicarnos el tiempo y el espacio para llorarlo, abrazar a nuestra niña, nuestro niño interno para despedirlo, para honrarlo. Solo desde ese lugar, observándolo y dándonos el permiso, le podremos dejar ir en PAZ.


Dedicado:  A todas las madres y padres que en sus intentos de ser mejores madres y mejores padres siguen sintiendo culpa por repetir patrones, siguen llorando desconsolados en silencio. Eres el mejor padre, la mejor madre que tu hijo-hija pudo tener. Por algo sucedió así y se eligieron.