domingo, 5 de octubre de 2014

Que te vas a caer...

Me quedo observando sentada, al lado de unos juegos para niños; una caja rectangular y alargada de madera forma un camino con diferentes obstáculos para hacer equilibrios. Troncos de diferentes tamaños, piedras y rampas.

De pronto se acerca un niño, emocionado quiere comenzar a atravesarlo desde un extremo. Se prepara en un extremo y con alegría grita: ¡Mira, mira!. El niño grita a alguien que no le ve, que no le escucha.
¡Mirame, mirame! repite de nuevo sin obtener respuesta.
El niño sin esas miradas que busca, decide comenzar su trayectoria. De pronto un señor de más atrás le grita:
- ¡Bájate de ahí, te vas a caer! (Es curioso pienso yo, como los adultos prestamos atención )
- No, no me caigo mira
- Te vas a caer, le dice otra voz de mujer que está sentada junto al hombre mientras continúa diciendo:
- Como te caigas verás. Si no puedes tú solo.
Mientras tanto, el niño va atravesando solo los troncos, manteniendo el equilibrio.
Lo consigue, se alegra, la cara del niño está feliz, mientras tanto busca la mirada de los adultos.
- ¡No me caí!
- Pues suerte has tenido.

Durante el tiempo que permanecí allí  intentaron otros niños y niñas la misma prueba. Durante esa hora escuché "te vas a caer, te vas a caer" de diferentes bocas. En ningún momento escuché palabras de confianza como:
- Lo puedes conseguir
- Yo confío en tí, se que vas a tener cuidado
- Puedes lograrlo.
- Me gusta que te atrevas.
- Desde aquí te veo y te acompaño...

Les invito a poner en práctica dos ejercicios:
1- Cuando los y las más pequeñas llamen su atención pueden responderles en ese momento.
No significa que dejen lo que están haciendo para atender su demanda si no lo pueden dejar. Sólo necesitan una respuesta, acompañarles a desarrollar la paciencia también es algo hermoso.Así que, si están ocupados pueden explicarles poniéndose a su misma altura:
- "Amor, cariño, Luisa, Carlos...." Ahora me gustaría "remover la comida de la olla", ahora me platicas.
- Enseguida voy y te escucho, quiero que me cuentes.
- Se que es importante lo que me quieres decir y yo quiero escucharlo, cuando termine "esto" voy...

2- Confía en su aprendizaje, tú puedes valorar el grado de peligrosidad real y acompañarle desde la distancia o cercanía permitiéndole ser. Si confías y tu pensamiento lo enfocas en que sí puede hacerlo, le estarás empoderando, le estarás permitiendo que confíe en sí mismo, en sí misma y le estarás acompañando para que, descubra realmente qué si puede hacer y qué no puede por si solo, sola.


Mamá, papá, todo ello respetando por encima de todo tu opinión como madre y como padre.
Lo que decides realizar con tu hijo, hija es perfecto, más de todo lo que yo pueda contarte.