jueves, 20 de octubre de 2016

Palabras desde la dislexia...


Hay unas frases que llegan a mí últimamente.
De primera instancia siento impotencia cada vez que escucho decir que es despiste...
Impotencia cada vez que escucho que no se fija, que no atiende, que no está centrada, que no se entera, que ha fallado...
Me pregunto qué es lo que falla... ¿los y las niñas fallan? ¿tú o yo fallamos? ¿falla la metodología con la que se transmite el conocimiento, esa metodología que no pone el conocimiento y la experimentación al alcance de cada forma diferente de comprender la realidad?

Agradezco la difusión y me alegro cada vez que escucho en las escuelas las palabras "Inteligencias Múltiples". Aun así, los avances sobre Inteligencias Múltiples no sólo basta con conocerlos, hemos de apoyar y ser constantes para su puesta en práctica en el aula, y no como asignatura o como momento aislado, como se está dando en algunas escuelas, sino que es necesaria su inclusión en la escuela para impregnar cada momento y extraer el jugo máximo, que sean los niños y las niñas quiénes descubran qué les gusta y cómo aprenden de la mejor forma, pero para ello hay que dar múltiples opciones de enseñanza.

Me duele cada vez que veo esos exámenes suspendidos por no haber entendido el enunciado, suspendidos porque desde el otro lado no se llegó a comprender el mundo íntegro en el que se vive cada niño, cada niña. Me duele cada vez que no se presta atención a las estructuras cerebrales de cada pequeño ser que le hacen ser único y valioso en su forma de entender lo que nos rodea. Me duele cuando cuesta la empatía y se siga contagiando esta manera de decir que es despiste y que ha de mejorar. Me duele ver cómo seguimos repitiendo el mismo examen de trepar a un árbol a un mono, a un delfín o a una jirafa, por muchas imágenes que compartamos en el facebook.

Los niños y niñas no necesitan momentos puntuales donde se trabaje las inteligencias múltiples, los niños y niñas necesitan desarrollar estas inteligencias en todo momento de su desarrollo. En toda actividad que realicen, porque de lo contrario caemos en la separación y no podemos estar separados de lo que somos, de nuestra forma de aprender y entender el mundo. Todo forma parte.

Por ello me sigo preguntando... ¿Qué falla? ¿Qué puedo hacer al respecto?
Ahora, desde la calma, agradezco a esta impotencia que a veces me llama y me despierta. Por lo pronto RESPIRO, el respirar me sirve para retomar a través de la impotencia, la fuerza, la inspiración a seguir avanzando en un sistema que sigue poniendo trabas la mayoría de las veces para frenar que deslumbremos con todo nuestro potencial. Pero, ¿sabes qué? Yo soy al mismo tiempo ese sistema, y tú y no tenemos tiempo para pararnos a culpabilizar lo que está allí afuera, y al mismo tiempo tenemos todo el tiempo para ponernos en acción.
Todavía hay personas que no nos cansamos, que confiamos, que estamos ahí a diario con nuestro corazón bombeante, nuestro cuerpo y nuestra alma, para contarle a los y las niñas que no están solos, que hay personas que están ahí para darles la mano, listas para confiar en su potencial y hacer todo lo posible para que no dejen de creer en sí mismos y en sí mismas aunque se escuchen las voces que recuerdan lo contrario.

Recordarles que cometemos errores, con los que aprendemos y avanzamos y seguimos investigando en modo silencioso, porque también a nosotras, a las personas adultas nos acallan.

Quizás tú hayas crecido, quizás ya no eres ese niño o esa niña, pero llegarán, llegarán más... y en ese momento las cosas se habrán transformado, lo se. Lo se porque hoy me estoy transformando para que así sea, a mi ritmo y a mi tiempo y al mismo tiempo, sin tiempo.

¿Y tú? ¿Qué decides?