viernes, 20 de abril de 2018

Reconociendo lo que es, tal y como llega

Esta decisión de facilitar talleres vino promovida por la motivación de transmitir parte de la filosofía que llevábamos unos años poniendo en marcha en "Pingüinos", una escuela que terminó siendo mi hogar y mi universidad al mismo tiempo, y por un tiempo; y en la que a través de los años apreciamos el proceso y ciertos resultados tanto en nosotras mismas como en el alumnado.
Pude viajar por diferentes lugares de España compartiendo nuestra forma de organizarnos con el alumnado, con el equipo educativo del centro y con las familias. (Cuando me refiero a equipo educativo no solamente estoy hablando de personas a cargo de una tutoría o de dar clase, sino también de las personas que trabajaban en cocina, en el huerto, mantenimiento, en secretaría, porque todas ellas acompañaban con la misma filosofía al alumnado, cada quién desde su lugar de trabajo).
Algo que aquellas personas que redactan leyes de educación desde sus despachos se les olvidó añadir. Las escuelas necesitan un proyecto educativo también para sus horas de comedor, pues también se requiere de una educación en valores para el delicado momento de nutrir el cuerpo, el acto de alimentar nuestro vehículo que será permanente durante este viaje llamado vida, pero esto lo dejaré para otra entrada.


El hecho de promover estos talleres en España no fue, ni sigue siendo un camino fácil, a la vez que resulta enriquecedor y desafiante. Cada escuela, cada grupo, se convierte en reto porque nunca un taller es ni será igual a otro, continúo feliz aprendiendo junto con las escuelas que me invitan a vivir la experiencia de estos cursos.

Ahora, ya no resulta raro escuchar acerca de inteligencias múltiples, mindfulness, comunicación asertiva, educación emocional o sistémica. Recuerdo que en 2010, algunos directores de escuelas que visité se me quedaban mirando como si yo acabase de llegar de otro planeta. Quizás no llegaba de otro planeta, pero sí de otro continente del que considero que todavía quedan muchos valores por rescatar o recordar, justamente me refiero a aquellos que no salen en las noticias, ni en los viajes turísticos, sino los que alcanzas a valorar cuando formas parte de su comunidad. Valores que también habitan en nosotros, en nuestra cultura, pero quizás han quedado enturbiados, olvidados y se necesitan aclarar para volver a recordar.

Desde aquí deseo agradecer a todas las escuelas o grupos de familias por las que he pasado y aparecen nombradas en algún rincón de este blog. Gracias a todas por haber caminado juntas y permitirme aprender junto a ustedes. Desde aquí reconozco que a veces mi papel es el de provocarles y llevarles, con el cariño que puedo, hacia otra mirada, a veces rompiendo esquemas, a veces de manera incomprensiva simplemente por el hecho de experimentar la incomodidad o inseguridad y darles la bienvenida, porque también desde ahí nos damos el permiso de empatizar con los otros y con nosotras mismas.

Hoy deseo dedicar unas palabras a este colegio público: CEIP Cervantes en Vall d´Uixò. Con su permiso añado esta fotografía porque desde aquí deseo reconocerles. Se que a veces no es sencillo realizar la formación completa en mis talleres. A veces lo que un maestro desea son herramientas, estrategias en las que: "Ante caso A, aplíquese B" y desde estos talleres esto no es posible, estos talleres acompañan hacia un modo de ver las situaciones de manera diferente. Les he acompañado en varias sesiones, para mi es un regalo poder repetir en una de las escuelas que me ha asombrado desde que llegué y ha terminado seduciéndome con dosis de humildad y constancia.
Si la conoces sabrás que nada más entrar es una de esas escuelas donde huele a entusiasmo y a acción, y no solamente a través de sus paredes.
Este equipo, como podrían ser otros tantos, me recuerda las ganas de aprender y seguir avanzando desde una educación respetuosa, empática, emocional. Y cuando no es así, se reconoce desde dentro y surge el empeño por desear transformarse. Ese darse cuenta, para mi es un acto de humildad y de sencillez profunda que me invita a la reflexión.
Pienso en lo afortunada que soy de poder trabajar en lo que amo y encontrarme personas maravillosas en el camino que me siguen recordando cuando me olvido, que sí, que es por ahí, que la educación en la que confío ya es PRESENTE solo que a veces no me doy cuenta. Y no importa la edad, ya no me sirve escuchar que hay maestros o maestras muy mayores para las aulas y que están cansados y sin ganas de hacer. No, eso no me sirve. Hay personas con ganas de hacer y personas que no las tienen tanto, independientemente de si recién salen de superar una oposición, como si es el último mes de jubilación.

Gracias  por permitirme aprender de ustedes, de su entusiasmo, de su templanza, de su amabilidad, de su honestidad, de su cariño y cercanía.


Para todas esas escuelas públicas que siguen dando sus pasitos para el reencuentro con uno mismo, con su alumnado y con sus familias.Y para todas aquellas escuelas que, aun lejos de dar el paso, comienzan a mirarlo.

Y gracias también por todos esos pasos que precedieron para traernos hasta aquí a través de aquellas personas que quizás no he conocido.

Con amor, respeto y admiración.

Otra educación es presente.