domingo, 12 de abril de 2020

Momento presente.

Desde que empezó la cuarentena sentí el impulso de retomar algún texto. Sin embargo, mi presente inmediato como convertirme en nutriente de cuerpo y alma de mi hija me mantiene en otros quehaceres. Otra de las aceptaciones presentes es tardar en escribir estas palabras todo lo que llevamos de cuarentena.
El impulso de contarles acerca de cómo me vivo "Respirando" en este instante me remonta a esos siete años de experiencias pintorescas vividas en Mexico.

Mexico, país que marcó otro antes y después en mi vida. Sus gentes, sus costumbres, sus culturas, parte de este amado territorio penetró y sigue habitando en mí en esta distancia espacio temporal. Viene una y otra vez a recordarme mis raíces, a recordarme cómo empezó todo. Con la RESPIRACIÓN.

Entre todas las situaciones vividas que fueron forjando parte de la persona en la que me reconozco, rescataré mi paso por la montaña de El Mirador.
El Mirador o coloquialmente conocido como la montaña de Don Lauro, reconocido hombre medicina en Mexico que no solamente inició este proyecto, sino que transmitió y sigue transmitiendo parte de sus conocimientos para cocrear un mundo más consciente, armonioso con el entorno que le rodea. En este lugar es donde conocí a mi estimado grupo de kung fu de la mano de uno de los maestros más sabios, humildes, leales y honestos que conozco: mi querido y apreciado maestro Agustín.

Recuerdo el final de cada clase de kung fu donde Agustín nos recordaba la siguiente frase: "El verdadero kung fu comienza allí afuera, en el día a día, esto solamente es el puro entrenamiento. Lleven el kung fu a su quehacer diario, cuando se crucen con esa persona que no les gusta, cuando manejen y se atraviese un taxi (no está de más añadir la forma peculiar de manejar que tienen los taxistas en este pueblo). Ahí, ahí comienza el kung fu".

Esta situación de cuarentena es una de esas oportunidades que queda fuera de ese entrenamiento. Es una oportunidad que la vida nos ofrece y está en nuestras manos decidir cómo deseamos vivirla.
Puede ser un lindo momento de reencuentro hacia adentro, una cita con nosotras mismas que sirva para poner en práctica todas esas experiencias vividas, esos conocimientos adquiridos sean desde el kung fu, el Reiki, meditación, relajación, yoga, educación emocional y un largo etcétera de disciplinas o actividades que se han ido acumulando en nuestra memoria corporal.

Es una oportunidad más para reconectarnos con todo lo que habita en nosotros y ponerlo en funcionamiento si todavía no lo habíamos hecho antes. Puedes darte el permiso de reconectar con esos conocimientos adquiridos, rebuscar y practicar sin importar las veces que nos despistemos.
Es ahora cuando más necesitamos de ese respirar consciente que nos trae al presente inmediato y nos permite agradecer que seguimos vivos en esta matrix. Es ahora cuando estamos fuera de ese ensayo, de esa clase de los lunes que hace que desconectemos. Es ahora cuando se necesita recordar, recordarnos mutuamente que no únicamente somos este cuerpo que habitamos. Y es uno de los mejores momentos para traernos al presente desde todas esas herramientas que ya están en nuestro interior.

Detenerme unos instantes, respirar y volver a recordar desde el corazón qué está haciendo mi cuerpo en este presente, cómo se mueve, cómo está posicionado, cómo se expanden y contraen mis pulmones, cómo la sangre circula y cómo mi corazón palpita. Aunque deje de escuchar a mi cuerpo él sigue, su maravilloso y misterioso funcionamiento sigue aunque yo no le de órdenes, es más, ni siquiera se que está haciendo en este instante mi esófago, mis riñones o mi sistema inmune.
Y respiro. Me detengo. Sin acelerarme al futuro, sin anclarme al pasado. Sin importar cuántas veces me despiste, sin importar las veces que me evada, sin importar las veces que huela al miedo acercarse. Y si viene le doy la bienvenida, lo acojo, porque también forma parte de mí. Lo observo, me doy cuenta de su presencia sin evadirlo y desde ahí vuelvo a respirar y vuelvo a traerme al presente inmediato, este presente donde me siento viva, donde celebro mi aprendizaje cotidiano.

No importa el tiempo que hayas dejado de practicar alguna de estas disciplinas, cualquier momento puede resultar una buena oportunidad para retomar y recordar que el simple hecho de respirar de manera consciente nos contiene, nos mantiene, nos libera.

R
e
s
p
i
r
a

Respira sorbo a sorbo, respira cada parte de tu cuerpo lentamente y agradece. Agradece el hecho de estar vivo, de estar viva, agradece...

A
g
r
a
d
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c
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