viernes, 3 de junio de 2016

A ti, mujer sumisa que me habita.

Hoy sumisión, descubro lo libre que he deseado ser, para estar lo más lejos de ti.
Hoy, al pensar en mi libertad pensé en ti y quise dedicarte estas palabras.

Sí, a ti mujer sumisa que vives en mi. Por todo este tiempo que has estado ahí y por todo el tiempo que me sigas habitando de una u otra forma.
A ti, por las veces que he negado tu existencia en mi.
Por las veces que te he huido y me he alejado.
Por las veces que te he rechazado, a ti y a todas las sumisas que me habitan de generaciones y generaciones atrás.
Por las veces que te he dejado sin palabras, sin opinión, sin lugar, porque no importabas y quería mantenerte lejos.
Por cada vez que me he levantado sin permitir que llegaras a mostrarte.
Por cada vez que te he escondido en lo profundo de mi ser sin permitirte que vieras la luz.
Porque me has dado vergüenza, me has dado pena, te he llegado a odiar, me has dado debilidad cada vez que te he observado de reojo, sí, de reojo, porque no me he permitido verte cercana, porque no me he permitido contemplarte baja la luna, porque te he rechazado una e infinitas veces, porque no me gustas.

A ti, mujer sumisa que me habita, hoy te abro las puertas de mi corazón de par en par; a ti y a todas las partes sumisas que me dieron vida, a todas las sumisas que me habitan.

Ahora me doy cuenta que me creía libre manteniendo a mi mujer sumisa encerrada, sin poder salir. Me creía libre alejándome de ti, ocultándote sin saber que te ocultaba. Quería alejarme tanto de ti y de las otras como tú, que no sabía que me alejaba de mi propia libertad.
Ahora me doy cuenta, paseando te encontré, encontré que te he rechazado desde que recuerdo.
Siento una profunda alegría al mirarte, ¡tanta! que te pongo rostro y te veo frente a mi. Me sonrío, te sonrío. Después de 33 años te veo por primera vez y te encuentro.

Ya no necesito huir de ti, ya no necesito demostrarme que no estás, ya no necesito alejarme de ti con palabras de libertad, ya no necesito parecer, ni ser libre, yéndome de tu lado como lo he estado haciendo hasta ahora.

Hoy te veo con mayor claridad, mismos ojos, diferente mirada.
Hoy, me siento libre caminando contigo.

Solo así podré liberarte, cuando te vea igual de libre que la libertad, cuando deje de verte débil y pueda apreciar la fortaleza que también habita en ti. Cuando ensanche mi corazón y te vea con amor.
Hoy, por el momento, tienes un lugar en mi corazón.


Otra Educación es Presente



No hay comentarios:

Publicar un comentario