miércoles, 4 de junio de 2014

Si es que... ¡No te enteras!

¡Es que no te enteras! Le dice una madre a su hija de 5 años en la calle mientras le pregunta la lección.


¡Es que no te enteras! Le dice un maestro a su alumno en el salón de clase.
¡Es que no te enteras! Le dice una hija a su padre cuando se equivoca de dirección para ir a recogerla.
¡Es que no te enteras! Le dice un padre a su hijo cuando está aprendiendo a cocinar.


¡Es que no te enteras! Te dice tu pareja cuando te confundes en lo que te encargó.
¡Es que no te enteras! Te decía tu maestra cuando no sabías la respuesta.
¡Es que no te enteras! Te dice tu hija cuando le compraste algo que no es de su agrado.
¡Es que no te enteras! Le dices a tu madre cuando le repites las cosas varias veces porque a ella se le olvida.


¿Cuántos "no te enteras te dijeron"? ¿Cuántos "no te enteras" dices?

Los patrones repetitivos a lo largo de generación tras generación pueden ser tanto conscientes como inconscientes. Son tan sutiles que apenas nos damos cuenta... Cuando conseguimos verlos, nos damos cuenta de que ahí están para decirnos algo...

Si consigo darme cuenta que las personas que me dijeron "No te enteras", lo hicieron como les habían enseñado a ellos, quizás todo sea más fácil. Darme cuenta de esto no significa restar importancia a los actos o experiencias que viví, darme cuenta de esto significa poder aceptar la vida como me llega sin juicios.

Quizás, pueda comenzar por agradecer todo lo que me sirvió para aprender, darme cuenta de que yo no estuve allí para saber y cormprender la historia de vida de la otra persona. Darme cuenta que, no es necesario enjuiciar ni caer en la culpa por haber enjuiciado lo que hicieron conmigo. Darme cuenta que puedo CAMBIAR lo que ya no quiero seguir repitiendo.
Puedo dejar cerrado el círculo repetitivo de aquello que no me sirvió. Puedo encontrar otras formas de comunicarme que se aproximen al corazón.

...Y puede ser que no me entere porque la forma de hablar y de comunicarse de la otra es diferente a lo que yo pueda interpretar. Puede ser que no me entere porque tu interés y el mío son diferentes.

"Hablo porque conozco mis necesidades, dudo porque no conozco las tuyas. Mis palabras vienen de mi experiencia de vida. Tu entendimiento de la tuya. Por eso, lo que yo digo, y lo que tú oyes, puede no ser lo mismo. Por lo que si lo escuchas cuidadosamente, no solo con tus oídos, sino también con tus ojos y tu corazón, puede ser que logremos comunicarnos"    Herbert G. Lingren

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