Levantar la vista y ver dónde me hallo,
contemplando a través de mis sentidos.
Subir a lo más alto,
disfrutando de los regalos de la vida.
Bajar a las tinieblas,
celebrando el encuentro con mis miedos.
Navegar por ambos rumbos y descubrir posibilidades, aquellas que por el momento no puedo ver.
Sin embargo, se que ahí están.
Hago mi parte y me quedo quieta, CONFIANDO
hasta que llega el momento que me vienen a buscar y ahí aparece lo que no podía ver. De pronto, se vuelve a ubicar lo incomprensible y ahora....
...empezar de nuevo.
Aurora A.G.
sábado, 16 de enero de 2016
martes, 23 de junio de 2015
Ámame tal y como soy, no sólo cuando me parezco a ti...

Hoy siento el impulso de compartir algo que ya he mencionado en otras ocasiones, y que seguro, también han escuchado por medio de otros profesionales. Sea como sea me resulta interesante RECORDAR esta propuesta, no es la receta mágica, es algo en lo que yo creo, confío y comparto. De todas formas, pienso que tu opinión como mamá o como papá es la adecuada con tus hijos o hijas, elijas lo que elijas, pues sólo tú has podido crearlos tal y como son.
Cuando tu hijo o hija haga algo que no te guste...
- Agáchate a su altura para mirarle a los ojos de frente, y adopta una postura cercana.
- Recuérdale que lo amas y que tu amor hacia él o ella no va a cambiar haga lo que haga.
- Dile que no te gusta lo sucedido y que juntos van a buscar una solución desde el respeto y el cuidado para ambos o ambas.

De esta forma no se pone en juego el amor, nos alejamos de esta idea que en ocasiones se queda anclada al pensamiento infantil: "Si hago las cosas como les gusta a las demás personas de mi entorno, me quieren"
Lo que nos hace creer que recibimos el amor cuando las personas de alrededor están contentas con lo que hago porque yo les satisfago, es más, en algunas ocasiones se convierte incluso en un deber hacerlo, para recibir más amor y aceptación.
Y así nos vemos, creciendo buscando la aprobación de nuestros actos en las demás personas incluso en aquellas situaciones que creemos que no la necesitamos.
Me resulta hermoso cuando me aman tal y como soy.
miércoles, 13 de mayo de 2015
Mamá ¿De dónde vienen los niños?
Mientras estoy cenando escucho esta pregunta que viene de la TV:
-¡Mamá! ¿De dónde vienen los niños?
(Esta pregunta envía la alerta al resto de mi cuerpo y mis antenas receptoras sensibilizan mis sentidos para percibir lo que llega a continuación. Es como si desde mi interior una alarma se encendiera a modo de radar. Así es como me llega la información, creo que sólo se conecta cuando escucha voces de seres más pequeños)
- Cuando una mamá quiere mucho a un papá, escriben una carta a la cigüeña o la llaman y la cigüeña viene volando desde muy lejos porque vive muy lejos y ya está un día naciste tú.
- ¿Qué estás dibujando, no tienes deberes?
A día de hoy se sigue ocultando, disfrazando, engañando, acerca de este acto tan sagrado y maravilloso que es la creación del ser humano. Es una manera de seguir ocultando nuestro origen.
¿Cómo puedo encontrar el amor hacia mi misma negando u ocultando mi origen?
Se evita y se miente sobre el amor, se suele apostar por el miedo y desde ahí sale el diálogo, de nuestros propios miedos debido a esas creencias instaladas en nusetra memoria celular.
El miedo nos brinda la oportunidad de cambio, de creación, no para quedarnos en él, sino para trascenderlo.
Se sigue ocultando y disfrazando las relaciones sexuales, el coito, el hablar de penetración, vulva, vagina, pene, el nombrar cada parte del cuerpo por su propio nombre con naturalidad. Después vamos creciendo en un ambiente donde se cree que tener relaciones sexuales es algo que hay que llevar en secreto, y que quizás, sigue sin estar bien visto en determinadas ocasiones.
Se necesita una educación sexual en las escuelas para acompañar y acompañarnos en el proceso de canalización de esta energía con la que convivimos cada día de nuestra vida.
Sin embargo, las peleas, los gritos, el maltrato, cruzar la línea de respeto entre tus necesidades y las mías... es el menú diario en cada relación humana y precisamente es esto lo que la sociedad no oculta, lo que se expande, lo que permanece porque permitimos que así sea.
Desde aquí apuesto por una educación respetuosa, donde desde pequeños, pequeñas, podamos conocer nuestro cuerpo, hablar de él, de lo que sucede cuando de pronto, no nos sentimos sanos, o cuando sentimos enojo, cuando nuestro cuerpo comienza a cambiar y nuestras necesidades sexuales con él...
Acompañar a cada edad desde su necesidad.
Acompañar en el equilibrio entre mente-cuerpo-emoción-espíritu y acompañarnos porque sólo podemos acompañar desde uno mismo, una misma.
Les recomiendo este libro que de una forma fácil y sencilla puede servir de guía para explicar a los más pequeños de dónde vienen los niños:
Otro aspecto a rescatar es la última frase del diálogo entre la madre y su hija:
- ¿Qué estás dibujando, no tienes deberes?
Una frase que ya no está relacionada con la pregunta inicial de la niña que, aparte de desviar el tema, y pasar por alto el posible talento de la niña, introduce sutilmente que dibujar, es menos necesario que realizar los deberes.
Me parece interesante poner atención a cómo se aborda para resaltar la importancia que tiene que los y las niñas jueguen, no sólo como tiempo libre después de haber realizado sus deberes, sino como aprendizaje, ofrecer estos espacios y tiempos para que suceda, igualmente como dibujar, danzar, cantar, interpretar...
Si continuamos creyendo que el juego y el dibujo, es una pérdida de tiempo en lugar de verlo como una oportunidad maravillosa para despertar la creatividad y el aprendizaje, frenamos parte de la inteligencia de nuestros hijos e hijas, frenamos gran parte de su potencial.
-¡Mamá! ¿De dónde vienen los niños?
(Esta pregunta envía la alerta al resto de mi cuerpo y mis antenas receptoras sensibilizan mis sentidos para percibir lo que llega a continuación. Es como si desde mi interior una alarma se encendiera a modo de radar. Así es como me llega la información, creo que sólo se conecta cuando escucha voces de seres más pequeños)
- Cuando una mamá quiere mucho a un papá, escriben una carta a la cigüeña o la llaman y la cigüeña viene volando desde muy lejos porque vive muy lejos y ya está un día naciste tú.
- ¿Qué estás dibujando, no tienes deberes?
A día de hoy se sigue ocultando, disfrazando, engañando, acerca de este acto tan sagrado y maravilloso que es la creación del ser humano. Es una manera de seguir ocultando nuestro origen.
¿Cómo puedo encontrar el amor hacia mi misma negando u ocultando mi origen?
Se evita y se miente sobre el amor, se suele apostar por el miedo y desde ahí sale el diálogo, de nuestros propios miedos debido a esas creencias instaladas en nusetra memoria celular.
El miedo nos brinda la oportunidad de cambio, de creación, no para quedarnos en él, sino para trascenderlo.

Se necesita una educación sexual en las escuelas para acompañar y acompañarnos en el proceso de canalización de esta energía con la que convivimos cada día de nuestra vida.
Sin embargo, las peleas, los gritos, el maltrato, cruzar la línea de respeto entre tus necesidades y las mías... es el menú diario en cada relación humana y precisamente es esto lo que la sociedad no oculta, lo que se expande, lo que permanece porque permitimos que así sea.
Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día.
John Lenon
Desde aquí apuesto por una educación respetuosa, donde desde pequeños, pequeñas, podamos conocer nuestro cuerpo, hablar de él, de lo que sucede cuando de pronto, no nos sentimos sanos, o cuando sentimos enojo, cuando nuestro cuerpo comienza a cambiar y nuestras necesidades sexuales con él...
Acompañar a cada edad desde su necesidad.
Acompañar en el equilibrio entre mente-cuerpo-emoción-espíritu y acompañarnos porque sólo podemos acompañar desde uno mismo, una misma.
Les recomiendo este libro que de una forma fácil y sencilla puede servir de guía para explicar a los más pequeños de dónde vienen los niños:
Mamá puso un huevo.
Babette Cole
Cuando los y las bebés llegan al mundo a través de una inseminación, donde quizás no existe este contacto físico entre el padre y la madre, igualmente tiene importancia incluir los echos, podemos explicar sin engañar, dejar de tratar a los niños y niñas como seres que no se enteran y no entienden. Hay diferentes formas de explicarles de una forma adecuada a su edad de maduración.
Por otro lado, en muchas ocasiones, ante estos sucesos, el hombre se queda en la exclusión y no podemos excluir al padre, aunque así lo deseáramos, sea la forma que sea de concepción, pues las madres no podríamos tener hijos sin ellos, estén donde estén, los hayamos conocido personalmente o no.
Gracias a esta unión de ambos la vida continúa. Todo lo que se origine en una exclusión en cierta forma querrá salir a la luz y tomar su lugar correspondiente.
Es importante darle su lugar al padre.
Cuando los y las bebés llegan al mundo a través de una inseminación, donde quizás no existe este contacto físico entre el padre y la madre, igualmente tiene importancia incluir los echos, podemos explicar sin engañar, dejar de tratar a los niños y niñas como seres que no se enteran y no entienden. Hay diferentes formas de explicarles de una forma adecuada a su edad de maduración.
Por otro lado, en muchas ocasiones, ante estos sucesos, el hombre se queda en la exclusión y no podemos excluir al padre, aunque así lo deseáramos, sea la forma que sea de concepción, pues las madres no podríamos tener hijos sin ellos, estén donde estén, los hayamos conocido personalmente o no.
Gracias a esta unión de ambos la vida continúa. Todo lo que se origine en una exclusión en cierta forma querrá salir a la luz y tomar su lugar correspondiente.
Es importante darle su lugar al padre.
Otro aspecto a rescatar es la última frase del diálogo entre la madre y su hija:
- ¿Qué estás dibujando, no tienes deberes?
Una frase que ya no está relacionada con la pregunta inicial de la niña que, aparte de desviar el tema, y pasar por alto el posible talento de la niña, introduce sutilmente que dibujar, es menos necesario que realizar los deberes.
Me parece interesante poner atención a cómo se aborda para resaltar la importancia que tiene que los y las niñas jueguen, no sólo como tiempo libre después de haber realizado sus deberes, sino como aprendizaje, ofrecer estos espacios y tiempos para que suceda, igualmente como dibujar, danzar, cantar, interpretar...
Si continuamos creyendo que el juego y el dibujo, es una pérdida de tiempo en lugar de verlo como una oportunidad maravillosa para despertar la creatividad y el aprendizaje, frenamos parte de la inteligencia de nuestros hijos e hijas, frenamos gran parte de su potencial.
miércoles, 1 de abril de 2015
Gritos en familia...
Me detengo con mi cesta de la compra para mirar una estantería, de pronto escucho una voz de niña que dice gritando: "¡Quita joder!" de forma automática mi cabeza se voltea a la derecha. A mi lado, hay una señora con un carro de la compra, de la otra parte del carro se asoma levemente la cabeza de una niña de aproximadamente 2 años de edad que me mira con el ceño fruncido. La madre se voltea a la niña y le dice: ¡Tú Cállate!
He nacido en una cultura de gritos, vengo de los gritos, me educaron con gritos, aprendí a través de ellos porque ¿servían? No creo, era por miedo. Miedo de si me reñía mi maestro, miedo de si me reñía mi abuela, mi abuelo, miedo de si me reñía mi madre o mi padre, miedo de si me reñía ese señor que se decía iba a venir por nosotros si hacíamos algo que no tocaba, el poderoso miedo...
Parece que el grito es el único capaz de dominar la situación para salirse con la suya.
Una cultura del miedo, generación tras generación...
Hoy vi justamente esta imagen, me di el permiso de cambiar sus letras, desde aquí mis disculpas a quién las escribió, no me sentía a gusto con la frase "Los gritos no educan". No es mi intención generalizar, mi familia se educó a través de los gritos, en cierta forma fue una manera de transmitir esos valores, los gritos con los que he crecido no me han gustado, de todas formas, hablando desde mí, sí he aprendido con ellos, en cierta forma me educaron.
Que los gritos no me educaran de una forma amorosa y respetuosa como en la que ahora creo y comparto no significa que no me hayan educado, en el miedo por ejemplo.
Generación tras generación se han ido repitiendo los patrones de conducta, sólo podemos transmitir lo conocido.
Nuestra cadena de ADN mantiene la información consciente e inconsciente de hábitos, emociones, situaciones vividas...
Para expandir todo aquello que no sé, que no está instalado en mi, primero necesito conocerlo, experimentarlo, comprenderlo...
Yo hoy, desde este lugar en que me encuentro, agradezco los gritos de mi familia, lo asiento, es decir les digo "Sí, así son, si de ahí vengo, sí yo grito". Y les agradezco porque ellos han sido el inicio y el motor de impulso en esta búsqueda hacia una educación respetuosa.
Ahora, puedo abrir mi corazón, libre a lo que yo también soy, lejos del rechazo (pues si los rechazo me rechazo, porque forman parte de mi historia) amándome sin estar peleada ni con lo que fue, ni con lo que es.
Ahora, puedo decidir qué hacer de aquí en adelante, si algo deseo cambiar, puedo comenzar a partir de aquí con lo que decida para mí y para los y las que me sigan en generaciones futuras.
Puedo elegir formas respetuosas, cuidadosas, amororsas que comienzan en mi propio Ser. Como dije antes: "Para expandir todo aquello que no sé, que no está instalado en mi, primero necesito conocerlo, experimentarlo, comprenderlo."
Agradecerlo no significa seguirlo, sino liberarlo.
Pudiera ser esa serpiente que se voltea y mira para atrás, sin comprender quizás, mirando con otros ojos para después volver a voltearme y seguir mi camino, de otra forma, a mi manera.
Si grito a mi hijo, a mi hija, ...gritarán.
Según qué sea lo que yo les de ...darán.
Si les doy amor, amarán.
Si les doy caricias, acariciarán.
Si les doy confianza, confiarán.
Y según lo que tú te des, podrás dar.
Por otro lado están los otros gritos... Esos gritos que no van encaminados hacia alguien de forma directa, esos gritos liberadores que, a modo de desahogo me calman en soledad en algún espacio al aire libre, cuidándome y cuidando.
He nacido en una cultura de gritos, vengo de los gritos, me educaron con gritos, aprendí a través de ellos porque ¿servían? No creo, era por miedo. Miedo de si me reñía mi maestro, miedo de si me reñía mi abuela, mi abuelo, miedo de si me reñía mi madre o mi padre, miedo de si me reñía ese señor que se decía iba a venir por nosotros si hacíamos algo que no tocaba, el poderoso miedo...
Parece que el grito es el único capaz de dominar la situación para salirse con la suya.
Una cultura del miedo, generación tras generación...
Hoy vi justamente esta imagen, me di el permiso de cambiar sus letras, desde aquí mis disculpas a quién las escribió, no me sentía a gusto con la frase "Los gritos no educan". No es mi intención generalizar, mi familia se educó a través de los gritos, en cierta forma fue una manera de transmitir esos valores, los gritos con los que he crecido no me han gustado, de todas formas, hablando desde mí, sí he aprendido con ellos, en cierta forma me educaron.
Que los gritos no me educaran de una forma amorosa y respetuosa como en la que ahora creo y comparto no significa que no me hayan educado, en el miedo por ejemplo.
Generación tras generación se han ido repitiendo los patrones de conducta, sólo podemos transmitir lo conocido.
Nuestra cadena de ADN mantiene la información consciente e inconsciente de hábitos, emociones, situaciones vividas...
Para expandir todo aquello que no sé, que no está instalado en mi, primero necesito conocerlo, experimentarlo, comprenderlo...

Ahora, puedo abrir mi corazón, libre a lo que yo también soy, lejos del rechazo (pues si los rechazo me rechazo, porque forman parte de mi historia) amándome sin estar peleada ni con lo que fue, ni con lo que es.
Ahora, puedo decidir qué hacer de aquí en adelante, si algo deseo cambiar, puedo comenzar a partir de aquí con lo que decida para mí y para los y las que me sigan en generaciones futuras.
Puedo elegir formas respetuosas, cuidadosas, amororsas que comienzan en mi propio Ser. Como dije antes: "Para expandir todo aquello que no sé, que no está instalado en mi, primero necesito conocerlo, experimentarlo, comprenderlo."
Agradecerlo no significa seguirlo, sino liberarlo.
Pudiera ser esa serpiente que se voltea y mira para atrás, sin comprender quizás, mirando con otros ojos para después volver a voltearme y seguir mi camino, de otra forma, a mi manera.
Si grito a mi hijo, a mi hija, ...gritarán.
Según qué sea lo que yo les de ...darán.
Si les doy amor, amarán.
Si les doy caricias, acariciarán.
Si les doy confianza, confiarán.
Y según lo que tú te des, podrás dar.
Por otro lado están los otros gritos... Esos gritos que no van encaminados hacia alguien de forma directa, esos gritos liberadores que, a modo de desahogo me calman en soledad en algún espacio al aire libre, cuidándome y cuidando.
viernes, 6 de marzo de 2015
Esos ruidos...
El pasado lunes asistí a la conferencia de Josep Pàmies, "La dulce revolución"
300 personas completábamos el aforo máximo del salón de eventos.
A mi lado, un niño y una niña de aproximadamente 2 años de edad cada uno, sentados con sus respectivas madres.
Lo que a continuación comento es una observación, que quizás, sea comienzo de una reflexión mucho más profunda de lo que sucede en nuestro sistema. Con todo mi respeto les expongo lo que vivencié.
Comenzó la Conferencia, había alguna dificultad con el sonido por lo que no se alcanzaba a escuchar de forma clara lo que el señor Pàmies comunicaba. Se requería de más silencio para poder comprenderle.
De pronto, un señor cercano a mi comenzó a toser. Durante esos breves periodos de tiempo, las personas de alrededor no alcanzábamos a escuchar lo que se decía. En ese momento sólo quedaba poder aceptar el sonido como una parte más de lo que ofrecía la conferencia así que, quise que este sonido me ayudara a concentrarme, poniendo de mi parte toda atención posible, hasta que la tos pasó a un segundo plano en mis oídos.
Después de aproximadamente media hora, una de las niñas comenzó a llorar, tras este hecho, en ese mismo momento una señora de detrás dijo: "¿Dónde van con críos a un lugar así?"
Observé que algo adentro de mí se movió.
La madre salió con la niña. Una vez salió, las dos señoras de detrás se dijeron: "No es lugar para niños", "no sé dónde van con críos a un lugar así".
Regresaron madre e hija con sonrisa a sentarse de nuevo.
El señor de antes, comenzó de nuevo a toser. Después de esto, silencio.
Pasó un rato y la niña habló un poco en voz alta, su madre le pidió silencio. En ese instante tres mujeres que estaban delante se dieron la vuelta y con rostro serio miraron a la madre. Las dos señoras de atrás siguieron hablando: "No se para qué viene si no se está enterando de nada". La madre le volvió a pedir silencio bajo la mirada de las tres señoras de delante, la niña comenzó a llorar. Salieron de nuevo de la sala.
En ese momento observo cómo mi corazón comienza a latir muy deprisa, mis emociones bailan, me siento incómoda. Mi mente comienza a emitir juicios. De pronto me doy cuenta, recuerdo a lo que yo he venido y poco a poco, respirando, lo voy acomodando en mi interior, hasta que me olvido de lo ocurrido regresando a mi presente, la conferencia.
Al llegar a casa, recuerdo lo sucedido....
Pienso en el ataque de tos que le dio al señor, y el silencio tras este sonido,
pienso en la niña que llora, y el alboroto tras este sonido,
pienso en las madres que asistían con sus hijos e hijas,
en las señoras sentadas alrededor
y en lo que Josep Pàmies estaba diciendo en ese momento...
Pienso que tanto el sonido de la tos como el del llanto no permitían escuchar. Con uno de estos hechos se manifiesta cierto tipo de molestia por parte de algunas asistentes, lo que me hace pensar que quizás no es el ruido en sí lo que molesta, sino algo más profundo.
Pienso que las normas sociales siguen manejando parte de las creencias que quizás hace tiempo no revisamos.
Pienso en la dureza de la propia mujer hacia sus mujeres, quizás estas señoras fueron madres y en algún momento de su vida vivenciaron algo similar.
Ser madre no quiere decir ser esclava de la vida y quedarse limitada en todos los propios intereses por satisfacer únicamente las necesidades de los y las hijas. Para ser madre, se necesita ser mujer y satisfacer unas necesidades, también como tal, al menos aquellas que cada una considere básicas. Y para ello se necesita una sociedad que apoye este movimiento de ser madre, de ser padre, y el movimiento comienza en uno mismo, en una misma.
Qué hermoso me resulta ver a madres poder asistir a este tipo de conferencias. Porque es la forma que tienen de cambiar el mundo desde ellas mismas para ofrecerle a sus hijos e hijas otra alternativa.
Qué hermoso me resulta ver en estas conferencias a mujeres más mayores asistiendo con su experiencia de vida y creencias, a conferencias de este tipo sabiendo que nunca es tarde, sino que todo llega en el momento preciso.
Qué hermoso me resulta ver que un hombre con ataque de tos decide asistir a escuchar lo que le es de interés, en lugar de quedarse en casa, avergonzado, pensando que va a molestar.
También es silencio el poder aceptar, todo ruido exterior, como parte del mismo.
300 personas completábamos el aforo máximo del salón de eventos.
A mi lado, un niño y una niña de aproximadamente 2 años de edad cada uno, sentados con sus respectivas madres.
Lo que a continuación comento es una observación, que quizás, sea comienzo de una reflexión mucho más profunda de lo que sucede en nuestro sistema. Con todo mi respeto les expongo lo que vivencié.
Comenzó la Conferencia, había alguna dificultad con el sonido por lo que no se alcanzaba a escuchar de forma clara lo que el señor Pàmies comunicaba. Se requería de más silencio para poder comprenderle.
De pronto, un señor cercano a mi comenzó a toser. Durante esos breves periodos de tiempo, las personas de alrededor no alcanzábamos a escuchar lo que se decía. En ese momento sólo quedaba poder aceptar el sonido como una parte más de lo que ofrecía la conferencia así que, quise que este sonido me ayudara a concentrarme, poniendo de mi parte toda atención posible, hasta que la tos pasó a un segundo plano en mis oídos.
Después de aproximadamente media hora, una de las niñas comenzó a llorar, tras este hecho, en ese mismo momento una señora de detrás dijo: "¿Dónde van con críos a un lugar así?"
Observé que algo adentro de mí se movió.
La madre salió con la niña. Una vez salió, las dos señoras de detrás se dijeron: "No es lugar para niños", "no sé dónde van con críos a un lugar así".
Regresaron madre e hija con sonrisa a sentarse de nuevo.
El señor de antes, comenzó de nuevo a toser. Después de esto, silencio.
Pasó un rato y la niña habló un poco en voz alta, su madre le pidió silencio. En ese instante tres mujeres que estaban delante se dieron la vuelta y con rostro serio miraron a la madre. Las dos señoras de atrás siguieron hablando: "No se para qué viene si no se está enterando de nada". La madre le volvió a pedir silencio bajo la mirada de las tres señoras de delante, la niña comenzó a llorar. Salieron de nuevo de la sala.
En ese momento observo cómo mi corazón comienza a latir muy deprisa, mis emociones bailan, me siento incómoda. Mi mente comienza a emitir juicios. De pronto me doy cuenta, recuerdo a lo que yo he venido y poco a poco, respirando, lo voy acomodando en mi interior, hasta que me olvido de lo ocurrido regresando a mi presente, la conferencia.
Al llegar a casa, recuerdo lo sucedido....
Pienso en el ataque de tos que le dio al señor, y el silencio tras este sonido,
pienso en la niña que llora, y el alboroto tras este sonido,
pienso en las madres que asistían con sus hijos e hijas,
en las señoras sentadas alrededor
y en lo que Josep Pàmies estaba diciendo en ese momento...
"cómo hacer una revolución
desde la forma de alimentar nuestro cuerpo y nuestra alma
para promover una mejora en nuestra calidad de vida".
Lo que nos unía a todas las personas que en ese momento estábamos allí.
Pienso que las normas sociales siguen manejando parte de las creencias que quizás hace tiempo no revisamos.
Pienso en la dureza de la propia mujer hacia sus mujeres, quizás estas señoras fueron madres y en algún momento de su vida vivenciaron algo similar.
¿Qué hace dentro de un sistema, que el ruido de los y las niñas moleste?
¿Qué hace dentro de una sociedad, que se vea a las madres como irresponsables al querer hacer algo diferente?
¿Pedimos silencio exterior desde nuestro propio caos interior?
¿Pido que la sociedad cambie pero me molesto cuando alguien lo hace?
¿Qué lugar tienen los y las niñas dentro de la sociedad?
¿Qué lugar tiene la educación y el acompañamiento a los niños y niñas en esta sociedad de cambio?
¿Dónde, si no es dentro de una conferencia, van a aprender los niños y niñas a asistir a conferencias, fuera de ellas?
Ser madre no quiere decir ser esclava de la vida y quedarse limitada en todos los propios intereses por satisfacer únicamente las necesidades de los y las hijas. Para ser madre, se necesita ser mujer y satisfacer unas necesidades, también como tal, al menos aquellas que cada una considere básicas. Y para ello se necesita una sociedad que apoye este movimiento de ser madre, de ser padre, y el movimiento comienza en uno mismo, en una misma.
Qué hermoso me resulta ver a madres poder asistir a este tipo de conferencias. Porque es la forma que tienen de cambiar el mundo desde ellas mismas para ofrecerle a sus hijos e hijas otra alternativa.
Qué hermoso me resulta ver en estas conferencias a mujeres más mayores asistiendo con su experiencia de vida y creencias, a conferencias de este tipo sabiendo que nunca es tarde, sino que todo llega en el momento preciso.
Qué hermoso me resulta ver que un hombre con ataque de tos decide asistir a escuchar lo que le es de interés, en lugar de quedarse en casa, avergonzado, pensando que va a molestar.
"Seguro algún día dejarán de molestarnos los ruidos de los vecinos porque habremos aprendido a acallar los nuestros propios."
También es silencio el poder aceptar, todo ruido exterior, como parte del mismo.
viernes, 2 de enero de 2015
¿Y tú, tienes mamá?

¿Y tú? ¿Qué opinas como adulto, como adulta ante esta frase? Cotidianamente esta afirmación, aparece en situaciones entre niños y niñas, entre adultos y adultas en la calle, en la escuela, en el metro... en cualquier lugar.
Yo, desde este lugar en el que ahora me encuentro me quedo pensando...
¡Es tan importante prestar atención a las palabras que pronunciamos! ¡Tan importante observar todo el peso que conlleva este tipo de frases! El mundo evoluciona, todo cambia, el ser humano se transforma y así, va girando y girando y mientras tanto, nos vamos adaptando, eso sí, de momento hay una parte esencial que sigue siendo...
Llegamos a la vida a través de un hombre y una mujer, la vida nos llega a través de un óvulo y de un espermatozoide. Mediante el coito, probeta... sea la forma en la que se decida, es necesario reunir ambas energías. Poder honrar, agradecer, ser consciente que al bebé, al niño o niña le llega ese 50% de su madre, el 50% de su padre y permanecerá en su genética, es un gesto que puede ser relevante para el desarrollo de la persona, si puedo ver y aceptar de dónde me llega la vida, agradecerla, respetarla tal cual me llega, puedo ver mi vida con otros ojos.
Ser consciente que puedo tener dos mamás, dos papás, adoptivos o biológicos... sea como sea, ese instante de vida fue dado por un hombre y una mujer y ambos permanecen en mi, en lo más profundo de mis células, esas que me dieron la oportunidad de existir como ser humano, esas células que decidieron multiplicarse y multiplicarse, ellas sabían dónde colocarse, una fuerza mayor les indicaba cuál era su lugar sin cuestionárselo, simplemente lo sabían, lo saben. Esa fuerza es un movimiento que sin más, actúa, un movimiento guiado desde un amor profundo, desde un amor totalmente incondicional que crea la vida.
¿Y ahora? Después de leer esto, ¿Cambia algo cuando escucho "esta niña no tiene mamá"? Puede que sí haya cambiado, puede que no, de todas formas, todo a su tiempo, sin forzar que deba ser así.
Ahora vamos a hacer hincapié en el peso que tiene esta frase que puede llegar a ser recurrente, sobretodo en escuelas, parques... Si no hay mamá, no hay vida. Si no hay papá, no hay vida. Por lo tanto, si hay vida se tiene sin duda un papá y una mamá que están en mí, porque yo soy gracias a ellos. Por lo tanto si existo, tengo una mamá y un papá que en primer instante me dieron la vida.
Puede que por circunstancias de la vida no puedas vivir con tu mamá o no puedas vivir con tu papá, o que no lo hayas conocido, quizás fuiste adoptada, quizás tu mamá o papá murieron, quizás tu mamá se inseminó porque quería ser mamá y deseaba tu llegada con amor, quizás tus mamás pudieron obtener también semen, o que tus papás te adoptaran.
Sea el caso que sea, esas dos historias de genes se cruzaron, ¿casualidad?. Desde el gran misterio de formación que existe en el Universo, el gran misterio de cómo funciona, de las fuerzas que giran y hacen crear la vida en la forma que es creada, no creo que sea casual.
Y si ahora tú te encuentras leyendo este artículo y te das cuenta que es una frase que escuchas en tu entorno o incluso en tí misma, y decides cambiar tu forma de comunicarte en relación a este tema...
¿Por dónde puedes comenzar?:
Puedo comenzar a ser consciente de que detrás de cada ser humano existe una fuerza femenina y una fuerza masculina que dieron vida y ambas existen en ti. Por otro lado, quedará hablar de la influencia del contexto y otras situaciones que se darán después, de momento, por esta ocasión, nos enfocamos en este artículo en el punto inicial de la vida, de la concepción, del primer instante.
Puedo comenzar a visualizar o imaginar detrás de cada niño, de cada niña, esa fuerza de su mamá y de su papá detrás de él o de ella, y también todo lo que ha hecho posible que así fuera, todas aquellas personas o eventos que lo provocaron, desde un acto de agradecimiento por la vida.
Si yo soy esa mamá o papá que he adoptado, puedo comenzar a honrar y ver detrás de mi hija o de mi hijo a las personas que le dieron vida con grandeza, porque gracias a ellos, ahora puedo mirar a los ojos a mi hijo, a mi hija. Sea cual sea la historia real de los padres biológicos puedo comenzar a mirarla y darle su lugar tal cual es, pues de esa forma en que fue creada la vida en ese núcleo familiar y todos los acontecimientos que desencadenaron después hicieron posible que yo, hoy, pueda tener en mis brazos a uno de los seres que más amo en mi vida.
Si no puedo honrar de dónde me llega el mayor regalo, le resto fuerza a este movimiento de creación. Le resto fuerza a la Vida misma y como consecuencia puede restar fuerza a mis movimientos en la vida... (laboral, familiar, económico, cualquier proyecto a emprender...)
Honrar y darle lugar a la vida y a la forma en la que ésta me llega es imprescindible para comenzar a avanzar con fluidez.
Mamá y papá están en mi.
Ahora si te ha gustado lo que has leído puedes ponerlo en práctica en ti misma, en ti mismo, dando esa fuerza, imaginando a los que dieron vida detrás de cada persona con la que te encuentres en tu camino, y de la misma forma, detrás de tí puedes imaginar a todas aquellas personas que vivieron e hicieron posible la tuya.
domingo, 5 de octubre de 2014
Que te vas a caer...
Me quedo observando sentada, al lado de unos juegos para niños; una caja rectangular y alargada de madera forma un camino con diferentes obstáculos para hacer equilibrios. Troncos de diferentes tamaños, piedras y rampas.
De pronto se acerca un niño, emocionado quiere comenzar a atravesarlo desde un extremo. Se prepara en un extremo y con alegría grita: ¡Mira, mira!. El niño grita a alguien que no le ve, que no le escucha.
¡Mirame, mirame! repite de nuevo sin obtener respuesta.
El niño sin esas miradas que busca, decide comenzar su trayectoria. De pronto un señor de más atrás le grita:
- ¡Bájate de ahí, te vas a caer! (Es curioso pienso yo, como los adultos prestamos atención )
- No, no me caigo mira
- Te vas a caer, le dice otra voz de mujer que está sentada junto al hombre mientras continúa diciendo:
- Como te caigas verás. Si no puedes tú solo.
Mientras tanto, el niño va atravesando solo los troncos, manteniendo el equilibrio.
Lo consigue, se alegra, la cara del niño está feliz, mientras tanto busca la mirada de los adultos.
- ¡No me caí!
- Pues suerte has tenido.
Durante el tiempo que permanecí allí intentaron otros niños y niñas la misma prueba. Durante esa hora escuché "te vas a caer, te vas a caer" de diferentes bocas. En ningún momento escuché palabras de confianza como:
- Lo puedes conseguir
- Yo confío en tí, se que vas a tener cuidado
- Puedes lograrlo.
- Me gusta que te atrevas.
- Desde aquí te veo y te acompaño...
Les invito a poner en práctica dos ejercicios:
1- Cuando los y las más pequeñas llamen su atención pueden responderles en ese momento.
No significa que dejen lo que están haciendo para atender su demanda si no lo pueden dejar. Sólo necesitan una respuesta, acompañarles a desarrollar la paciencia también es algo hermoso.Así que, si están ocupados pueden explicarles poniéndose a su misma altura:
- "Amor, cariño, Luisa, Carlos...." Ahora me gustaría "remover la comida de la olla", ahora me platicas.
- Enseguida voy y te escucho, quiero que me cuentes.
- Se que es importante lo que me quieres decir y yo quiero escucharlo, cuando termine "esto" voy...
2- Confía en su aprendizaje, tú puedes valorar el grado de peligrosidad real y acompañarle desde la distancia o cercanía permitiéndole ser. Si confías y tu pensamiento lo enfocas en que sí puede hacerlo, le estarás empoderando, le estarás permitiendo que confíe en sí mismo, en sí misma y le estarás acompañando para que, descubra realmente qué si puede hacer y qué no puede por si solo, sola.
Mamá, papá, todo ello respetando por encima de todo tu opinión como madre y como padre.
Lo que decides realizar con tu hijo, hija es perfecto, más de todo lo que yo pueda contarte.
De pronto se acerca un niño, emocionado quiere comenzar a atravesarlo desde un extremo. Se prepara en un extremo y con alegría grita: ¡Mira, mira!. El niño grita a alguien que no le ve, que no le escucha.
¡Mirame, mirame! repite de nuevo sin obtener respuesta.
El niño sin esas miradas que busca, decide comenzar su trayectoria. De pronto un señor de más atrás le grita:
- ¡Bájate de ahí, te vas a caer! (Es curioso pienso yo, como los adultos prestamos atención )
- No, no me caigo mira
- Te vas a caer, le dice otra voz de mujer que está sentada junto al hombre mientras continúa diciendo:
- Como te caigas verás. Si no puedes tú solo.
Mientras tanto, el niño va atravesando solo los troncos, manteniendo el equilibrio.

- ¡No me caí!
- Pues suerte has tenido.
Durante el tiempo que permanecí allí intentaron otros niños y niñas la misma prueba. Durante esa hora escuché "te vas a caer, te vas a caer" de diferentes bocas. En ningún momento escuché palabras de confianza como:
- Lo puedes conseguir
- Yo confío en tí, se que vas a tener cuidado
- Puedes lograrlo.
- Me gusta que te atrevas.
- Desde aquí te veo y te acompaño...
Les invito a poner en práctica dos ejercicios:
1- Cuando los y las más pequeñas llamen su atención pueden responderles en ese momento.
No significa que dejen lo que están haciendo para atender su demanda si no lo pueden dejar. Sólo necesitan una respuesta, acompañarles a desarrollar la paciencia también es algo hermoso.Así que, si están ocupados pueden explicarles poniéndose a su misma altura:
- "Amor, cariño, Luisa, Carlos...." Ahora me gustaría "remover la comida de la olla", ahora me platicas.
- Enseguida voy y te escucho, quiero que me cuentes.
- Se que es importante lo que me quieres decir y yo quiero escucharlo, cuando termine "esto" voy...
2- Confía en su aprendizaje, tú puedes valorar el grado de peligrosidad real y acompañarle desde la distancia o cercanía permitiéndole ser. Si confías y tu pensamiento lo enfocas en que sí puede hacerlo, le estarás empoderando, le estarás permitiendo que confíe en sí mismo, en sí misma y le estarás acompañando para que, descubra realmente qué si puede hacer y qué no puede por si solo, sola.
Mamá, papá, todo ello respetando por encima de todo tu opinión como madre y como padre.
Lo que decides realizar con tu hijo, hija es perfecto, más de todo lo que yo pueda contarte.
jueves, 28 de agosto de 2014
¡Mamá no!
El llanto desconsolado de una niña diciéndole a su madre:
¡Mamá que no, mamá que no! Mientras la madre la lleva hacia la puerta de la casa.
¡El portazo!
Se sigue escuchando el llanto de la niña pidiendo a su mamá que le abra la puerta para volver a entrar.
Ahora, dos corazones llorando desconsolados. Uno, el de la niña que llora a gritos fuera de la puerta de su casa. El otro, el corazón de la madre que seguramente, en silencio, lleve su dolor consigo misma dando soporte a su propio llanto y al de su hija, y ahora con más culpa.
Otro corazón dolido de infancia. Llantos de niña repetidos, una historia que es conocida, y que se sigue tejiendo...
No me gustó lo que hicieron conmigo pero es de la forma en la que lo aprendí y por más que quiera cambiar hay una fuerza grabada en mi inconsciente que siempre me hace realizar las cosas de esa forma. Patrones repetitivos... que se pueden liberar...
RECONOCER, HONRAR, ACEPTAR la historia como nos llega. Poder amar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros, sea como sea nos dieron la VIDA. Este es el regalo más grande que tenemos en la Tierra.
Poder mirar hacia nuestro pasado para honrarlo agradeciendo, sin rechazarlo, sin enjuiciarlo. Aceptando que así fue y al amarlo poder cambiarlo. Poder cortar con ese patrón o patrones repetitivos que no nos dejan avanzar.
Llegó el momento de dedicarnos el tiempo y el espacio para llorarlo, abrazar a nuestra niña, nuestro niño interno para despedirlo, para honrarlo. Solo desde ese lugar, observándolo y dándonos el permiso, le podremos dejar ir en PAZ.
Dedicado: A todas las madres y padres que en sus intentos de ser mejores madres y mejores padres siguen sintiendo culpa por repetir patrones, siguen llorando desconsolados en silencio. Eres el mejor padre, la mejor madre que tu hijo-hija pudo tener. Por algo sucedió así y se eligieron.
¡Mamá que no, mamá que no! Mientras la madre la lleva hacia la puerta de la casa.
¡El portazo!
Se sigue escuchando el llanto de la niña pidiendo a su mamá que le abra la puerta para volver a entrar.
Ahora, dos corazones llorando desconsolados. Uno, el de la niña que llora a gritos fuera de la puerta de su casa. El otro, el corazón de la madre que seguramente, en silencio, lleve su dolor consigo misma dando soporte a su propio llanto y al de su hija, y ahora con más culpa.
Otro corazón dolido de infancia. Llantos de niña repetidos, una historia que es conocida, y que se sigue tejiendo...
No me gustó lo que hicieron conmigo pero es de la forma en la que lo aprendí y por más que quiera cambiar hay una fuerza grabada en mi inconsciente que siempre me hace realizar las cosas de esa forma. Patrones repetitivos... que se pueden liberar...
RECONOCER, HONRAR, ACEPTAR la historia como nos llega. Poder amar lo que nuestros antepasados hicieron por nosotros, sea como sea nos dieron la VIDA. Este es el regalo más grande que tenemos en la Tierra.
Poder mirar hacia nuestro pasado para honrarlo agradeciendo, sin rechazarlo, sin enjuiciarlo. Aceptando que así fue y al amarlo poder cambiarlo. Poder cortar con ese patrón o patrones repetitivos que no nos dejan avanzar.
Llegó el momento de dedicarnos el tiempo y el espacio para llorarlo, abrazar a nuestra niña, nuestro niño interno para despedirlo, para honrarlo. Solo desde ese lugar, observándolo y dándonos el permiso, le podremos dejar ir en PAZ.
Dedicado: A todas las madres y padres que en sus intentos de ser mejores madres y mejores padres siguen sintiendo culpa por repetir patrones, siguen llorando desconsolados en silencio. Eres el mejor padre, la mejor madre que tu hijo-hija pudo tener. Por algo sucedió así y se eligieron.
miércoles, 4 de junio de 2014
Si es que... ¡No te enteras!
¡Es que no te enteras! Le dice una madre a su hija de 5 años en la calle mientras le pregunta la lección.
miércoles, 28 de mayo de 2014
¿Respuestas?
Una reflexión sobre estos últimos días en los que observo que se vive el mundo...
¿Cómo saber que llegó el momento de decir que no...?
¿Cómo saber que ese NO que digo es por respeto hacia mí
misma, respeto hacia el cuidado de mi persona o
es un NO para no ponerme frente a la situación, un NO que me aproxima a la
evasión, un NO que tarde o temprano me llevará a repetir la situación porque no
hice el aprendizaje de quedarme para aprender...?.
domingo, 16 de febrero de 2014
Otra EDUCACIÓN es PRESENTE
Otra Educación es POSIBLE cambia de nombre, porque cada vez se aleja más de
la posibilidad.
Otra Educación es PRESENTE.
Y es presente, sobretodo en
TI.
Una educación que hace sentir, vibrar, elevar el estado de conciencia, es un REGALO para nuestro
despertar porque nos acerca al conocimiento de nosotras y nosotros
mismos, al conocimiento de nuestra propia esencia, una esencia que
existe desde siempre, desde mucho antes que lo pudiéramos percibir: PRE-SIENTE
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