domingo, 5 de marzo de 2017

Experiencia de un taller.

A veces me preguntan a qué me dedico...
La verdad, según en qué contexto me encuentre respondo de una manera o de otra. A veces me quedo en esa superficie, en lo que se desea escuchar; un oficio conocido; una palabra que la otra persona identifica, hay un reconocimiento instantáneo a modo de radiografía y sin decir nada más, queda claro a lo que me dedico, educación, maestra, psicopedagoga. Digo esos nombres de oficios para que reconozcan una parte de lo que hago, sin embargo, es precisamente de la otra parte que forma mi trabajo de la que me gustaría escribir. 
Por ello, en la entrada de hoy me gustaría recrearme para compartir a qué me dedico a través de una experiencia que viví ayer. 

El 13 de febrero me invitaron a participar en unas jornadas con motivo de la celebración del día de la mujer trabajadora. El día del taller sería programado para el 4 de marzo.
Otra nueva propuesta, otro nuevo reto. Por supuesto que dije que sí.

Para quien no conozca, el Alto Palancia a veces se convierte en un lugar inaccesible, no por su situación geográfica, de hecho está muy bien comunicado; sino por una historia que ha forjado carácteres, que ha hecho que las personas que vivimos aquí, seamos, entre nuestros más y nuestros menos, de una determinada forma, como sucede en cualquier contexto geográfico del mundo. 
En esta comarca nos unen al igual que nos diferencian algunos rasgos. Suele haber uno generalizado: la escasa participación ciudadana.

Así que, mi nuevo reto se trataba de facilitar un taller dirigido a un público que no sabíamos hasta el mismo día del taller si asistiría. Maravilloso. Ahí solté todas las expectativas y empecé a sentir a escuchar el silencio, porque escuchando el silencio es cuando las ideas llegan, cuando el taller se forma solo, así de esa nada, de ese vacío, que a su vez es lleno de sabiduría. Silencio mi gran maestro.

Una tarde, mientras paseamos por las calles de Geldo para escuchar qué nos contaban, decidimos nombrar al taller "Retomando lo que nos une".  

En mi día a día conviven conmigo palabras como tejer, hilar, familia, linaje femenino, historia, linaje masculino, comunidad, vínculos, honrar, humanidad, pertenencia, escucha, inclusión, sistema...

Así que de todo este licuado de ingredientes: silencio, pasear por las calles del pueblo, retirarme, sentir y atender estas palabras que me llegan; nació el taller.

Un taller atrevido a la vez de pausado, 
Un taller suave a la vez que provocador.
Un taller desconocido a la vez que cercano.

Decidimos que unas palabras acompañaran el cartel "Si sabes tejer, y te apetece, trae tus agujas". Formaba parte de la estrategia y del simbolismo con el que a veces me gusta jugar, lo que hizo que unas personas se sintieran atraídas al taller y al mismo tiempo que otras se alejaran al interpretar y desconocer, postura que se aleja de la pregunta que invita a conocer (este hecho también nos caracteriza en algunas ocasiones como comarca, quizás también es así en la zona donde vives). 

Como decía, el cartel nos ha dado juego, ahí empieza el soltar porque ya no nos toca mover ficha, ahora le toca a quién lo lea, comienzan a brotar los primeros comentarios ¿¿"tejer, el día de la mujer??" ¿Cómo nos atrevemos a hacer un taller de tejer para celebrar este día? ¿las mujeres no sabemos hacer más cosas? ¿Por qué se nos sigue encasillando en estos tópicos?...

Me pregunto qué hubiera sucedido si en lugar de agujas se hubiera pedido un mando de la TV por ejemplo, ¿se hubiese armado tal revuelo?, ¿alguien podría pensar que con ese gesto estaríamos queriendo decir que las mujeres solo vemos la televisión? Pensar de esta forma me da que pensar. Sea como sea, creo que estos comentarios tienen un origen totalmente válido, desconozco cuál es pero pienso que son fruto de la violencia recibida de generaciones y generaciones atrás, por dolor almacenado, enojo, ganas de querer cambiar, de que las cosas se hagan diferentes, de frustración por la cultura patriarcal que se sigue manifestando y no sabemos en determinadas ocasiones hacia dónde enfocar o qué hacer con estos sentimientos que emergen, así que, en realidad lo más fácil es desfogarse con un cartel, con unas actividades que se desconocen. A veces creo que desde algún lugar es lo que pretenden, que nos separemos, que entremos en conflictos entre nosotras mismas, que nos entretengamos con detalles que no nos hacen ser mejores personas. Por otro lado seguimos haciendo y caminando unidas, avanzando a nuestro ritmo y tiempo.

Para mi, las agujas de tejer no es símbolo de mujer y por tanto me cuesta ver que actualmente sea un tópico porque en mi experiencia de vida he visto a una cantidad de hombres tejiendo e hilando con los que también he tejido y compartido historias. 
De todas formas, aunque así fuera, aunque imaginemos por un momento que nos juntásemos mujeres a tejer, ¿en realidad sería un tópico?, ¿vendría este gesto del patriarcado?, ¿queremos decir que las mujeres que se unen para tejer somos mujeres víctimas del machismo? o sea que, ¿cuando me junto con amigas o desconocidas a tejer estamos siendo víctimas de una cultura machista?, ¿cuando mujeres nos unimos a tejer estamos demostrando que solamente sabemos tejer?
Finalmente me pregunto ¿qué comentarios son los que se construyen desde una visión patriarcal? Y aunque así lo fuera, negar nuestra historia es en parte negar nuestro presente.

Para mi tejer tiene un valor muy diferente aunque igual me equivoco porque a veces, digo tonterías. 
Las mujeres de mi historia tejieron y tejieron, quizás igual que en tu historia. No se me pasa por la mente pensar que sea un símbolo tópico de debilidad, sino, todo lo contrario 

Así que tomamos de la mano todos estos comentarios que nos llegan porque fortalecen al taller, es más los necesito para seguir construyéndolo, porque aportan un diálogo nuevo que quizás había omitido y es necesario tenerlo presente, todo tiene cabida, todo tiene lugar, todo aporta. Y creo que eso es lo que hizo que el taller se convirtiera en un espacio de cuidado, de fortaleza y de humildad, todas estábamos representadas allí de una u otra manera, llegaron personas a tejer, otras no sabían muy bien a qué venían y también estuvieron presentes las que no asistieron.

Comenzaron a llegar personas de diversas edades, la más pequeña 2 años, la más mayor, digo yo en los 70 aproximadamente.

- Yo he venido a ver qué es esto, porque quien no viene nunca sabe. 
Entonces esa frase captó mi atención, estaba colocando las sillas y me di la vuelta con una sonrisa a mirar de dónde venía, vi sus ojos brillantes y contemplé algunas de las arrugas que se formaban en su piel, me alegré de recibir ese comentario. En las personas con mayor experiencia, esas que llegaron antes que nosotras y a las que a veces catalogamos de que no se enteran porque no saben sostener una tablet o apretar un botón, es donde residen las respuestas de la vida, a veces se equivocan por supuesto, pero eso no importa para captar esa mirada de experiencia, sencilla, humilde, sabia. Me refiero a una mirada amorosa hacia esa sabiduría admirable que en occidente nos cuesta un poco comprender, esa mirada me la enseñó Chiapas especialmente, sería otra entrada de blog hablar de cómo es esa mirada. 

El taller comienza, bienvenidas las risas y el juego, avanzamos... y hay un momento en el que las manos antes desconocidas ahora se entrelazan, las manos se tocan, se acarician, se cuidan. Contemplo con un golpe de vista todo a mi alrededor y decido congelar esa imagen en mi mente. Llegan desde la memoria colectiva un infinito de mujeres que sobrevivieron tejiendo más allá de sus agujas, mujeres que tejieron historias, que tuvieron que crear redes para fortalecerse entre unas y otras. 
Me llega también el recuerdo de un Mexico colorido gracias que lo destacan millones de manos que tejen. Veo el reflejo de mujeres indígenas hilando sus historias, tejiendo telas, tejiendo trenzas, tejiendo, porque al tejer, se crean lazos, nos reconstruimos como deseamos, hacemos y deshacemos sin desapego, nos entrelazamos unas con otras fortaleciendo nuestros vínculos humanos, centrándonos en aquello que nos une en lugar de acrecentar lo que nos separa. 
Y después, cuando las manos se distancian y se abren los ojos, sus miradas han cambiado.

Esta es la magia del oficio, ese que no nombro.

El corazón late, sonido de cientos de mujeres que habitan en nosotras al mismo tiempo, mujeres de aquí y mujeres de allá, mujeres diversas, diversas historias, sus historias y la mía.

Abrimos un espacio de silencio, de escucha, de introspección y, después de recibir el regalo de nuestro linaje femenino, construimos, cada quién a su manera, ¿quieres tejer? pues teje, ya no importa si esto es machista o feminista, estamos en otro estado, en otra dimensión, hemos abierto una puerta de espacio-tiempo para compartir, las excusas que nos traen hasta ahí en este momento son sólamente eso, excusas. Ahora ya no nos importa cuál haya sido la razón, ahora ya estamos presentes. 

Así que esto es la otra parte de lo que hago, trabajar con la grandiosidad que habita en cada persona y aprender de ello; ofrecer cuidadosamente espacios y tiempos para el encuentro; reconducir esa mirada compasiva hacia la historia, hacia lo que somos, hacia lo que hay en el presente, a veces jugando, riendo, a veces llorando, a veces muriendo, a veces naciendo...

Me siento agradecida a la vida por hacer lo que amo, por amar lo que hago. Recibo sonrisas, a veces enojos, a veces es fácil, a veces no tanto, sea como sea recibo fortaleza de ver personas que transforman su mirada hacia su historia, recibo sonrisas visibles y recibo sonrisas del alma. 
De momento me dedico a sembrar semillas en colectivos, escuelas, a veces con profesores, a veces con familias, a veces con el alumnado, y a veces como ayer, con grupos de personas desconocidas que terminan conociéndose. Algunas de estas semillas florecerán, otras no llegarán a brotar, pero ya no estaré allí para comprobar ni lo uno ni lo otro, porque ese ya será otro oficio, ya no el mío. Yo estaré en otro espacio, en otro tiempo, eso sí, sembrando, porque confío que de las experiencia que se viven en el taller alguna deja una huella en el alma, a veces es porque resuena contigo y a veces es porque te expulsa y te saca. Sea como sea, te está haciendo vibrar, te está haciendo escoger tu propio camino. Por tanto, sea como sea, siempre se siembra, siempre se aprende.
Esta es la otra parte seguir tejiendo en un encuentro profundo, desde el alma.

Y aquí les dejo un cachito de historias, de regalos recibidos de nuestro linaje. Un placer haber estado ahí aprendiendo de las niñas, de las adolescentes, de las adultas y de las que llegaron primero.


Gracias Geldo, gracias Alto Palancia, porque juntas construimos, sentimos y nos vemos con nuevos ojos.


Mientras tanto sigo observando, oliendo, visitando calles, pueblos, sigo conociendo costumbres, para seguir honrando y desde ahí seguir creciendo y seguir creando.



A tí mujer, que guías mis pasos desde otra época, desde otra historia, desde un linaje que llegó antes que yo. A tí mujer, que dio vida a quiénes me dieron vida... A ti mujer, mujeres que encontraron a los hombres adecuados para que mi linaje llegara a la persona que ahora existe en mi. No podía haber sido diferente, ni otras mujeres, ni otros hombres. Todo es perfecto como es, sino, hoy, no estaría escribiendo aquí, ni tú, leerías lo que ahora estás leyendo. En nosotras viven esas mujeres y hombres que dieron vida. Acojamos historias en nuestros corazones para seguir transformando el mundo en un mundo de paz

viernes, 24 de febrero de 2017

Danzando

Hoy recordé un video que tiene mucho significado y relación con mi trabajo.
Es un video donde se aprecia el movimiento de los pájaros en su vuelo. Una fuerza, una corriente, un impulso que les indica hacia dónde tienen que volar, cuál es su posición, y su función.

Esta imagen representa parte de lo que hacemos en las escuelas y me siento agradecida hacia todo y hacia todas las personas que lo hacen posible.

Esta es la danza que les guía, cada ave sabe su orden en ese grupo, lo siente, fluye, a veces guía y a veces es guiada, cada uno de los pájaros sabe cuál es su lugar, su función y entre todos hacen uno. Es una danza fluida, una danza al unísono que permite que haya menor desgaste de energía.

Esto es parte del trabajo que hacemos en la escuela, acompañar a que cada quien encuentre su lugar para danzar al unísono y así, en cierta forma, nos rendimos para entregarnos a este orden natural que permite que haya avances con menor desgaste de energía.
Mirar hacia ahí es tan sencillo que a veces nos cuesta mirar, requiere de un gesto de humildad porque ya no eres solamente tú, se conviernte en un nosotros y cada pieza es clave para dejar de ser la suma de las partes.

Como seres humanos vamos a otro ritmo, quizás perdimos parte de ese instinto que guía nuestros movimientos desde el sentir. Nos desintonizamos en un momento de nuestra vida.

Aun con todo, hacia ahí vamos, queriendo danzar. Danzando.

Otra educación es presente. 
Video (Wysinfo Docuwebs: Dance of the Starlings - Murmuration at Sunset)

viernes, 13 de enero de 2017

Educación inclusiva

Hoy aprovecho este pequeño espacio para comunicar desde la necesidad. La necesidad de seguir invirtiendo amor, tiempo, ganas, entusiasmo en lo que es mi grano de arena para promover aulas inclusivas, escuelas inclusivas y por lo tanto espacios inclusivos también fuera de ellas.

Desde mi punto de vista, -ya que no quiero decir que así sea- no tiene sentido que sigamos poniendo de moda las inteligencias múltiples como desarrollo integral y parte holística de nuestro Ser y que después deseemos que haya niños y niñas que salgan de nuestras aulas, me pregunto ¿para recibir más atención? ¿para desarrollar sus inteligencias?

Las inteligencias múltiples no son materias, no son herramientas, no se trabajan en un momento determinado como una asignatura... Nos acompañan toda la VIDA a todos y a todas porque van con nuestro ser. Y todos y cada uno de los Seres humanos podemos aportar grandiosidades porque existe ese valor dentro de cada uno de nosotros y nosotras.

De verdad, inspectores, diseñadores de leyes de educación, mamás, papás, educadores, maestras, maestros... que no puedas ver esa grandiosidad en el niño o niña que tienes ante tus ojos, no quiere decir que no la tenga. Que no veas tu propia grandiosidad (tal y como eres) no significa que no la tengas. Nadie necesita salir del aula. Se necesita ENTRAR.
Entrar en los corazones de los niños para acercarnos a su forma de pensar y de sentir.
Se necesitan personas que, en todo caso, entren al aula para acompañar en este proceso, pero por favor señoras y señores, sobretodo señor licenciado en derecho, ministro de educación:

- Ya no se necesita salir más. Las aulas necesitan llenarse de niños y niñas sin excepciones y esto también requiere de inversión, entre muchas otras cosas, de maestros, maestras y demás especialistas.

Aun así, mientras esto llega.... no podemos quedarnos esperando, amemos y respetemos al alumnado tal y como es, acompañemos a que desarrollen sus capacidades, pero no solamente las cognitivas, sino que les acompañemos a descubrir quiénes son, qué les gusta hacer, cuáles son sus habilidades y si no llegan a la media de la clase por ejemplo en matemáticas, preguntémonos qué está bloqueando ese proceso, quizás es mi forma de enseñar o quizás es que ha llegado a su máximo esfuerzo y ha dado lo más de si y no lo estoy valorando ni teniendo en cuenta. Lo que para un niño es un 5 de nota, para otro niño ese 5 puede ser un 10 porque ha dado su máximo esfuerzo, pero no se tiene en cuenta y se queda con el 5 y eso me resulta muy triste.

Pasamos a mirar el resultado olvidándonos de todo el proceso para llegar a él y lo medimos en un examen, con la misma nota, con las mismas valoraciones para todos y todas igual. Esto me recuerda a una imagen, creemos que ofreciendo lo mismo a todo el alumnado es una manera equitativa y no es así, ofreceríamos equitativamente si todo el alumnado tuviera las mismas posibilidades para llegar al resultado.

Y termino por hoy comentando lo que se genera adentro de mi cuando se habla de inclusión. Se manifiesta una pequeña incomodidad porque soy consciente que desde mi punto de vista ya estmos incluidos en el Todo, que nada nos separa y que todo nos une, y que es el conocimiento necio del ser humano el que se empeña en seguir dividiendo y separando. Y al mismo tiempo todavía sigue siendo necesaria porque hay creencias que separan. Así que, hablar de inclusión me avisa que queda un camino por recorrer, me avisa que seguimos enfocándonos en esa exclusión que todavía asoma por las esquinas y las no tan esquinas porque a veces la exclusión ocupa km, incluso países enteros. Asi que, desde mi lugar sigo haciendo mi pequeña parte, para que, un día ya no tenga que utilizar esta palabra "inclusión" porque ya estará Todo incluido conscientemente.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Apreciado tiempo, apreciadas relaciones



Últimamente el proceso de tesis doctoral me lleva a saborear el tiempo de otra forma. Esta sensación de entusiasmo en la que me hallo me hace decidir constantemente cómo aprovechar las horas del día de la manera más beneficiosa para mi y para mi tesis...
Desde que recuerdo me ha costado la gestión del tiempo, por lo tanto realizo un esfuerzo extra para poder gestionarlo, algunas personas dicen que es despiste, yo sé que es algo más profundo ligado al funcionamiento de ciertas estructuras de mi cerebro. Hay personas que les resulta fácil prever o calcular el tiempo que tardan de su casa a algún lugar o el que tardan en salir de casa con todo preparado. Cuando he de salir temprano en la mañana, preparo todo lo que puedo en la noche, no para dormir más y descansar, sino para asegurarme que tengo menos cosas que hacer y así poder gestionar mi tiempo. Sin embargo, a modo de ejemplo, me resulta fácil orientarme en cualquier punto geográfico, así que cuando me pierdo puedo encontrarme fácilmente. Cada quién desarrolla ciertas habilidades.

Imagen de DirtHat en DeviantArt
Esta tesis me enseña, entre muchas otras cosas, la gestión del tiempo que tanto me cuesta y tanto esfuerzo me ocasiona porque de vivirme en presentes inmediatos, a veces paso por alto lo que toca hacer después... en los últimos meses estoy reestructurando mis momentos...

Y es que estoy aprendiendo a valorar el tiempo de otra forma diferente... 
Hay personas que intentan vivir su estado presente y disfrutarlo, yo me he encontrado en algunos momentos de mi vida con el inconveniente de vivir en ese presente todo el tiempo y en el que me he perdido en alguna ocasión porque caminaba sin rumbo.
Por lo tanto, de aquí rescato que ni pasar por la vida sin saborear los momentos conscientes del presente, ni saborear únicamente esos presentes porque aisladamente no permiten ver una dirección valiosa a la que seguir. Es decir, encontrar esa danza suave que invita a un balanceo entre la llegada, la estancia y la ida...
Y ahí me encuentro, en este punto de balance donde vivo cada instante con intensidad, pues nunca se repite de la misma manera, es primero y último y admirarlo me resulta hermoso, una flor en el camino, la lluvia en mi cara, el ruido del refrigerador que se convierte en melodía... y tanto es así que de presente en presente todavía me pasa que puedo perderme, tanto es estar viviendo el presente con tanta entrega que me despisto del momento anterior y posterior a él. Sigo aprendiendo... y este momento actual donde me relaciono con mi tesis y diferentes proyectos me ayuda a centrarme, me acompaña en este viaje entre lo anterior y posterior; lo que he hecho hasta ahora y hacia dónde voy. Una reestructuración constante.

Esta reestructuración se amplía y del microsistema donde nos encontramos mi tesis y yo conecto con un sistema mayor. Ahora desde mi macrosistema interceden un sin fin de relaciones.
Relaciones familiares, de amistad, de trabajo, la relación con mi hogar, conmigo misma, con mis vecinos...
Me detengo, me pregunto, me cuestiono... y ahí, desde este lugar, de repente escucho mi corazón, hay algo en lo profundo que me dice que es momento de centrarme, de estar conmigo, de rodearme de personas que me animan, que me apoyan, que valoran lo que hago y soltar lo que frena este caminar. Mi corazón me está diciendo:
- Déjate recibir por todo aquello que en algún momento has ofrecido al mundo, déjate cuidar. No te ciegues en esas relaciones que se sostienen por un pasado y dejaron de ser presente, o son presente de constante tristeza, queja y toxicidad. Deja salir y marchar de tu corazón. LIBERA, desde el agradecimiento, desde el amor, libera.

Hago caso a este sentimiento profundo que quizás mi mente no entiende y sigue cuestionando, la observo y regreso de nuevo a mi respiración donde esta voz interna me sigue diciendo: LIBERA



Así que confío, suelto las riendas y me entrego a esta liberación.
Imagen luz y humo

Y así es como esta tesis me enseña, entre otras cosas, a ocupar y valorar mi tiempo de otra forma. Ahora mi tiempo y espacio toma otra conciencia, me ayuda a enfocarme en lo que en este instante desea mi corazón desde el pasado-presente-futuro; estoy aprendiendo a vivir el presente consciente pero no aislado, sino el presente consciente que me toma de la mano desde un paso antes hasta otro paso que llega después. Eligiendo conscientemente dónde prestar atención y dónde es conveniente dejar ir, un dejar ir en todos los sentidos, que va desde actividades programadas, bibliografía, hasta relaciones.

Si ya fue pasado, libero dejando ir.
Si está presente, alimento.
Si está llegando, asiento.

Agradecida infinitamente a lo que llegó a mi vida y es momento de soltar para aprender a mirarlo diferente <3 <3 <3

En constante REINVENCIÓN

jueves, 20 de octubre de 2016

Palabras desde la dislexia...


Hay unas frases que llegan a mí últimamente.
De primera instancia siento impotencia cada vez que escucho decir que es despiste...
Impotencia cada vez que escucho que no se fija, que no atiende, que no está centrada, que no se entera, que ha fallado...
Me pregunto qué es lo que falla... ¿los y las niñas fallan? ¿tú o yo fallamos? ¿falla la metodología con la que se transmite el conocimiento, esa metodología que no pone el conocimiento y la experimentación al alcance de cada forma diferente de comprender la realidad?

Agradezco la difusión y me alegro cada vez que escucho en las escuelas las palabras "Inteligencias Múltiples". Aun así, los avances sobre Inteligencias Múltiples no sólo basta con conocerlos, hemos de apoyar y ser constantes para su puesta en práctica en el aula, y no como asignatura o como momento aislado, como se está dando en algunas escuelas, sino que es necesaria su inclusión en la escuela para impregnar cada momento y extraer el jugo máximo, que sean los niños y las niñas quiénes descubran qué les gusta y cómo aprenden de la mejor forma, pero para ello hay que dar múltiples opciones de enseñanza.

Me duele cada vez que veo esos exámenes suspendidos por no haber entendido el enunciado, suspendidos porque desde el otro lado no se llegó a comprender el mundo íntegro en el que se vive cada niño, cada niña. Me duele cada vez que no se presta atención a las estructuras cerebrales de cada pequeño ser que le hacen ser único y valioso en su forma de entender lo que nos rodea. Me duele cuando cuesta la empatía y se siga contagiando esta manera de decir que es despiste y que ha de mejorar. Me duele ver cómo seguimos repitiendo el mismo examen de trepar a un árbol a un mono, a un delfín o a una jirafa, por muchas imágenes que compartamos en el facebook.

Los niños y niñas no necesitan momentos puntuales donde se trabaje las inteligencias múltiples, los niños y niñas necesitan desarrollar estas inteligencias en todo momento de su desarrollo. En toda actividad que realicen, porque de lo contrario caemos en la separación y no podemos estar separados de lo que somos, de nuestra forma de aprender y entender el mundo. Todo forma parte.

Por ello me sigo preguntando... ¿Qué falla? ¿Qué puedo hacer al respecto?
Ahora, desde la calma, agradezco a esta impotencia que a veces me llama y me despierta. Por lo pronto RESPIRO, el respirar me sirve para retomar a través de la impotencia, la fuerza, la inspiración a seguir avanzando en un sistema que sigue poniendo trabas la mayoría de las veces para frenar que deslumbremos con todo nuestro potencial. Pero, ¿sabes qué? Yo soy al mismo tiempo ese sistema, y tú y no tenemos tiempo para pararnos a culpabilizar lo que está allí afuera, y al mismo tiempo tenemos todo el tiempo para ponernos en acción.
Todavía hay personas que no nos cansamos, que confiamos, que estamos ahí a diario con nuestro corazón bombeante, nuestro cuerpo y nuestra alma, para contarle a los y las niñas que no están solos, que hay personas que están ahí para darles la mano, listas para confiar en su potencial y hacer todo lo posible para que no dejen de creer en sí mismos y en sí mismas aunque se escuchen las voces que recuerdan lo contrario.

Recordarles que cometemos errores, con los que aprendemos y avanzamos y seguimos investigando en modo silencioso, porque también a nosotras, a las personas adultas nos acallan.

Quizás tú hayas crecido, quizás ya no eres ese niño o esa niña, pero llegarán, llegarán más... y en ese momento las cosas se habrán transformado, lo se. Lo se porque hoy me estoy transformando para que así sea, a mi ritmo y a mi tiempo y al mismo tiempo, sin tiempo.

¿Y tú? ¿Qué decides?

sábado, 17 de septiembre de 2016

Etnografiando...

Subo al tren y miro a la derecha, veo que hay cuatro asientos disponibles, antes de sentarme ya voy viendo cuál será mi lugar para este viaje. Ventanilla.
Hoy el tren será mi espacio de calma, mi calma para leer. No importa los ruidos de afuera, leo, me sumerjo y nado entre las letras que me van recordando y me llevan a otros viajes dentro de mi propio viaje.
En un momento dado levanto la vista para saber en qué punto de mi recorrido estoy, cierro el libro, lo dejo apoyado sobre mis piernas y miro por la ventana, me doy cuenta de cómo el paisaje pasa deprisa ante mis ojos, y parece que sea lo de afuera lo que va en movimiento...
De pronto entra a formar parte de este vaivén un comentario que llega a mis oídos y poco a poco me evado del paisaje, de mi momento de calma, de mis pensamientos para centrarme en esas palabras "...una de clase con el pelo a lo afro y unas cejas hasta aquí y va con un tío con trenzas que es más feo, qué asco me dan. 
- ¿Un tío con trenzas?.
- Sí, y también hay otro chico en clase muy guapo pero es un perro flauta. 
- Agg.

Me asusto, me desconcierto, me digo para adentro qué puedo hacer para aportar mi grano de arena a esta sociedad que vive avasallando hacia las otras personas para sobrevivir del aburrimiento, en esta guerra constante de comentarios, de opiniones, de juicios irrespetuosos... Me detengo y me asombro entonces de mi misma por asustarme, por prestar atención, por salirme de ese instante de paisaje y lectura que estaba disfrutando. Agradezco ese momento, ahora retomo el libro con más fuerza entre mis manos.

Finalmente soy igual que ellas...

Mientras tanto, con este hecho, me recargo para seguir investigando... corre, antes de que ya esté en otro espacio diferente y no me haya dado ni cuenta.


Texto: Otra Educación es Presente

sábado, 2 de julio de 2016

A ti, pequeño-gran Ser del Universo

Volver a sentir ese amor que sale de tu pecho a través de tu sonrisa.
Ese amor de un instante porque seguro, en unos días me habrás olvidado.
Esa pureza que aun desprendes antes de ser abducida por el mundo adulto.
Tus pequeños brazos se agarran a mis piernas mientras camino y se vuelven a marchar, duran segundos pero es tu forma de demostrarme cuánto me amas, a tu manera particular.
Un amor incondicional, libre de condiciones.
Se me empezaba a olvidar qué era tu llanto consolado mediante un abrazo, qué era tu mirada cómplice cuando yo me convierto en una más en tus juegos.
Pedís que l@s adult@s juguemos con vosotros, es vuestro deseo y mayor regalo y mientras tanto el mundo adulto sigue inmerso en sus problemas.
¿Cuándo la voz de un niño, de una niña serán realmente escuchadas?
Son las personas sabias de esta Tierra, los seres que más amor incondicional pueden brindar y están ahí viviendo sin ser partícipes.
Me pregunto ¿Cuándo?, ¿Cuándo se harán realmente visibles tal y como son y no tal y como queremos que sean?.
Aprendamos más de estos pequeños-grandes Seres que tienen tanto que ofrecernos y tanto que ofrecer al Mundo.
Gracias, gracias una y mil veces por mostrarme tanto aprendizaje, por ser reflejo de mi Ser, por haberme acompañado en este instante de vida.

Texto: Otra Educación es Presente.

Autor ilustración: Scnn

jueves, 16 de junio de 2016

Dulce recuerdo de tu despedida...

Ha pasado un año, (o lo que es lo mismo, 12 meses, 365 días, 8760 horas)
pero cierro los ojos y te veo ahí frente a mí, diciéndote adiós.

Recuerdo cómo te canto al oído, recuerdo tu temperatura, tu tacto, tu mano entre la mía, recuerdo cómo te miro y como tú no me miras pero sabes que estoy ahí porque a veces me aprietas la mano cuando te digo al oído que no tengas miedo, que puedes descansar, que ya lo hiciste todo.

Recuerdo como ese día se paró el tiempo para decirte por última vez todo lo que te amo, lo que te he amado y lo agradecida que estoy por haber llegado a la vida a través de ti.

Qué bella la despedida, tan bella que ojalá todas las personas pudieran despedirse de esa forma de sus seres queridos, con amor, con calma, con el tiempo necesario para recordar una vez más todo lo que nos amamos, para despedir y dar comienzo a otra etapa de transformación, acompañando a preparar su viaje. Igual que una madre nos empuja a la incertidumbre confiando en nosotros cuando tenemos miedo de cruzar la puerta, de esa forma, ahora como nieta puedo ver tu fortaleza para cruzar la tuya.

"Ojalá entre los seres humanos pudiéramos soltar este último aliento juntos, desde el amor, sin apegos y sin despedidas precipitadas para acompañar esa intersección con consciencia. Que fuera un derecho morir en paz y despedir el alma".

Hasta ese momento, lo que había vivido eran despedidas imprevistas, dolorosas, y al mismo tiempo despedidas maestras, porque son las que me han enseñado a decir a las personas de mi entorno lo que las amo, lo que significan en mi vida, me han enseñado a reconocer cada pequeño gesto de agradecimiento aunque parezca insignificante, me han hecho recordar que no quiero pasar, más del tiempo necesario, enojada.

Ahora cierro los ojos y me siento feliz de haber aprendido contigo a despedir desde el amor, no sabía que podía ser tan reparador, no sabía que las despedidas podían ser tan hermosas, tu última mirada, tu último aliento, ahí estuvimos todos para decirte adiós, los presentes y los no presentes, pero tú sabías que ahí estaban, porque cuando los nombraba apretabas mi mano.

Y por tu última mirada tras escuchar las palabras nunca dichas de tu hijo, se que te fuiste en paz.

Aun así a veces, querida muerte, te veo con miedo, pues no se cómo será cuando todavía te vea más de cerca.

Miguel ligero con ligereza te elevaste y te transformaste, ahora las palabras vuelan ligeras a saber dónde...

viernes, 3 de junio de 2016

A ti, mujer sumisa que me habita.

Hoy sumisión, descubro lo libre que he deseado ser, para estar lo más lejos de ti.
Hoy, al pensar en mi libertad pensé en ti y quise dedicarte estas palabras.

Sí, a ti mujer sumisa que vives en mi. Por todo este tiempo que has estado ahí y por todo el tiempo que me sigas habitando de una u otra forma.
A ti, por las veces que he negado tu existencia en mi.
Por las veces que te he huido y me he alejado.
Por las veces que te he rechazado, a ti y a todas las sumisas que me habitan de generaciones y generaciones atrás.
Por las veces que te he dejado sin palabras, sin opinión, sin lugar, porque no importabas y quería mantenerte lejos.
Por cada vez que me he levantado sin permitir que llegaras a mostrarte.
Por cada vez que te he escondido en lo profundo de mi ser sin permitirte que vieras la luz.
Porque me has dado vergüenza, me has dado pena, te he llegado a odiar, me has dado debilidad cada vez que te he observado de reojo, sí, de reojo, porque no me he permitido verte cercana, porque no me he permitido contemplarte baja la luna, porque te he rechazado una e infinitas veces, porque no me gustas.

A ti, mujer sumisa que me habita, hoy te abro las puertas de mi corazón de par en par; a ti y a todas las partes sumisas que me dieron vida, a todas las sumisas que me habitan.

Ahora me doy cuenta que me creía libre manteniendo a mi mujer sumisa encerrada, sin poder salir. Me creía libre alejándome de ti, ocultándote sin saber que te ocultaba. Quería alejarme tanto de ti y de las otras como tú, que no sabía que me alejaba de mi propia libertad.
Ahora me doy cuenta, paseando te encontré, encontré que te he rechazado desde que recuerdo.
Siento una profunda alegría al mirarte, ¡tanta! que te pongo rostro y te veo frente a mi. Me sonrío, te sonrío. Después de 33 años te veo por primera vez y te encuentro.

Ya no necesito huir de ti, ya no necesito demostrarme que no estás, ya no necesito alejarme de ti con palabras de libertad, ya no necesito parecer, ni ser libre, yéndome de tu lado como lo he estado haciendo hasta ahora.

Hoy te veo con mayor claridad, mismos ojos, diferente mirada.
Hoy, me siento libre caminando contigo.

Solo así podré liberarte, cuando te vea igual de libre que la libertad, cuando deje de verte débil y pueda apreciar la fortaleza que también habita en ti. Cuando ensanche mi corazón y te vea con amor.
Hoy, por el momento, tienes un lugar en mi corazón.


Otra Educación es Presente



jueves, 28 de abril de 2016

La Sonrisa transformada...

Después de algunos meses hoy me encontré de nuevo con tu cara sonriente, ojos azules, saltones, atenta mirada cómplice de movimientos y susurros.
Te tuve en mis brazos, por unos instantes estuvimos conectadas al corazón, se que nos entendemos, no hacen falta más palabras, sabemos quiénes somos y nos reconocemos aunque no sepas mi nombre, ni quién soy.
Desde tu sonrisa pude contemplar la transformación, y así dar entendimiento a mis emociones y a lo que sucede en mi en este día.
La sonrisa transformada...
Aparece un entretenimiento, pero ambas sabemos que no se puede retrasar lo inevitable, el llanto va a llegar de un momento a otro...

¡Qué lindo llegar a esta comunicación tan precisa que sin decir, nos lo decimos todo!
Y sigues sin saber cómo me llamo, quién soy o qué hago en ese lugar donde tú también estás, aun así nuestro corazón se expande, busco en tu mirada y me busco y me comprendo.
Sutileza, misterio, apertura, conexión...

Ambas atentas, tú, porque sin hablar me lo dices todo con tu llanto, con tu sonrisa, con tu mirada. Yo, porque atenta a ti en ese preciso instante que registro en mi corazón, viajo.

¡Qué fácil sería nuestra comunicación de adultos si siguiéramos recordando...!
¡Qué sencillo sería...!
Sencillo sería antes... antes de haber aprendido...
... a silenciar lo que sentimos,
... a comer cuando mi reloj me avisa aunque no tenga hambre,
... a hacer ejercicio estando cansado y descansar cuando no puedo,
... a salir de fiesta porque es sábado,
... a no visitar a mis amigas porque es miércoles...

Ahora, mientras tanto, algunas intentamos desaprender para volver a aprender tal y como lo hacíamos en ese instante. En ese instante en que pasábamos de la sonrisa al llanto y del llanto a la sonrisa, sabíamos lo que necesitábamos, tan sencillo como eso... Estábamos presentes, no poníamos nombre a estar mojados, tener sueño, hambre o frío... pero sí sabíamos que algo sucedía y sin más, lo pedíamos.
Ahora nos atrevemos a casi todo excepto a retirarnos un momento y tomarnos un te tranquilamente con nosotros mismos para saber qué necesitamos.

"Y seguimos empeñados en transformar niños
 alejándolos de su propia escucha,
para que después, en su etapa adulta
desaprendan para aprender
y así vuelvan a escucharse justo como lo hacían
cuando eran niños."
Aurora Ardit

A ti Llum,
Por ser mi inspiración para este texto, por permitirme sostenerte entre mis brazos, por regalarme tu mirada, por mostrarte tal cual eres con tu sonrisa, tu llanto, tu agrado y desagrado, tu asombro y alegría, tu hambre y sueño, por mostrarme tu necesidad sin temores, sin miedo al rechazo, sin expectativas, por mostrarme a través de tu universo, la sencillez.
A tu madre, mujer que me inspira valentía.
A tu padre porque gracias a él, yo puedo aprender de ti.
A ese arte milagroso de transformar el llanto en sonrisa a través de un pezón.
A ti, que lees y estás del otro lado, por regalarme esta presencia que es parte de mi alimento.

Otra educación es Presente

martes, 1 de marzo de 2016

Querido Bert...

Pensé que ya no volvería a verte y el Universo me ha brindado una nueva oportunidad para este reencuentro de amor. 
Como el año pasado, Ávila nos acoge para recibir a nuestro querido Bert Hellinger con sus 90 años de experiencia.
Me siento infinitamente agradecida hacia todo lo que ha hecho posible estar en el mismo espacio-tiempo con él, agradecida a quiénes hicieron posible el evento, a las personas que he conocido, reconocido, a quiénes me han acogido en su casa y corazón y a quiénes no llegué a conocer, a todo lo vivido en estos días dentro y fuera del recinto, al clima, al paisaje...
Gracias.
Durante estos días, una persona fuera del taller me preguntó: ¿Y las Constelaciones Familiares son un trabajo del alma o un trabajo psíquico? 
Quise responder en el momento, entonces me observé expresando con palabras, estaba intentando poner palabras a algo que viene de otro lado del mental. No me sentí cómoda y en ese instante me quedé callada, diciéndome a mi misma, "no tengo por qué seguir por ahí y responder su duda", así que me quedé callada mientras escuché sus comentarios. Después, dije algo parecido a esto, en voz alta: Mis palabras se quedan cortas para expresar lo que el Alma siente, desde mi mente no puedo expresar al Alma. Pienso que expresar qué es el Alma es limitarla, el ser humano limita la grandiosidad cuando quiere encontrar palabras para expresarla.
Así resumiría este encuentro, para mi, maravilloso. Grandioso. Más allá del querer comprender, más allá del querer expresarse y más allá del querer demostrar y de intentarlo, se encuentran las C.F. un encuentro más de movimientos que de palabras, un encuentro donde el Alma percibe y el cuerpo expresa mediante sentimientos. ¿Y las palabras? Las palabras por esta ocasión, no son necesarias.

Cuando ahora desde mi casa pienso en Bert, no sólo llegan las Constelaciones Familiares, me llega  su inmenso amor, su sabiduría, su entrega, humildad, entereza, bondad, firmeza, ternura, su mirada, el movimiento de sus manos, sus palabras... es lo que me llevo, y hace que mi Alma hoy se sienta en paz. 
Aquí lo dejo grabado, para cuando olvide lo que en este instante sale de mi corazón, pueda regresar a este espacio y a este lugar para recordar, ahora sí, con las palabras.

jueves, 18 de febrero de 2016

Domingo


Es el día de la semana que el sonido de la calle donde vivo cambia. La toman las voces de los niños y niñas acompañadas por sus padres, tíos, abuelas... que les acompañan al paseo matutino.
De pronto escucho una voz adulta que dice: 
- ¡YA!
Y tras esta señal, un ruido de varias bicicletas se avecina velozmente entre gritos y risas de infancia.
- ¡Cuidado!. Se escucha, acompañado de un golpe. 

Silencio.

Rompe este silencio un continuo de palabras de ánimo, de acompañamiento, que vienen desde el amor de la voz adulta.
- ¿Estás bien? ¡Venga inténtalo de nuevo, con cuidado y listo!
- Es que se movía mucho, le temblaba el manillar. Dicen otras voces infantiles, señalando su error.
Desde mi punto de vista, voces infantiles tomando el rol de niños-adultos. (repitiendo el sermón conocido, el diálogo aprendido)

- Bueno, ahora Álvaro ya podrá agarrar su manillar con más fuerza, ya lo sabe.

Quieren intentarlo de nuevo y tras la señal de ¡Ya! vuelven a escucharse las bicis, relámpagos por la calle.

- Álvaro agárralo fuerte, Álvaro no corras tanto, Álvaro... dice la misma voz infantil.
Después, la voz adulta, con la misma delicadeza de antes:
- ¡Sara, deja a Álvaro!, puedes ocuparte de ti misma y que él haga lo que crea. 

Álvaro sabe que el adulto confía, que él mismo confía. Álvaro termina feliz su carrera, se escuchan sus risas y su voz que dice: 
- Sí he podido.

Sigo en mi cuarto, me sonrío. Es otro ejemplo más, prueba de este contagio por crear una educación diferente, una educación que nos permita ocuparnos y responsabilizarnos de lo que nos toca, sin señalar los errores de la otra para hacerle sentir inferior, sino señalando los errores con naturalidad, como paso y punto de inicio de un aprendizaje mayor, que se da en un ambiente cuidadoso, respetuoso y seguro. Si mamá y papá confían, los y las hijas confían.