viernes, 18 de junio de 2021

La educación no debiera guiarse por modas. Con eso no se juega: El camino de regreso.


¿Qué quiero decir? 
Te lo empezaré a contar desde mis vivencias.

El ser humano acostumbra a los extremos, es como si siguiera el movimiento de un péndulo.

Recuerdo que en 2005 con magisterio y psicopedagogía terminadas me afirmaba a mí misma: "tiene que haber algo más".
En la universidad por aquel entonces poco o nada se enfatizaba en la inteligencia emocional o en el respeto de los diferentes ritmos de aprendizaje que fuera más allá de la escuela inclusiva. Ni de la etapa primal, incluso desde el embarazo. Sí recuerdo que vimos un poco de condicionamiento psicológico estilo de "supernany" (y aunque nunca me gustó se sigue utilizando todavía).
Estudiamos Montessori, Decroly... a mi parecer desde una visión poco motivadora y superficial, pero sí, lo estudiamos y muy agradecida ¡Menos mal!.
Menos mal también que la universidad se ha ido renovando y transformando desde entonces.
Más adelante profundicé por mi cuenta y me di cuenta que de esta educación recibida de Montessori por ejemplo, rescataba algunas cosas, otras no. Ya iréis viendo que no me caso con ningún modelo pedagógico en concreto. Creo que todos los movimientos educativos tienen aspectos valiosos para mí y también otros aspectos que no me gustan tanto. Así que me quedo con lo que me sirve. (Ojo, lo que no me sirve a mí puede que a tí sí)

Cuando en 2005 empecé a trabajar en la escuela infantil me di cuenta de que si yo me planteaba tantísimas cosas, seguro que alguien debía hacerlo diferente en algún otro lugar.
Buscando buscando conocí Paideia. En aquel entonces tampoco era tan sencillo encontrar como ahora.
Este proyecto fue un suspiro en mi vida. Me convencí de que efectivamente las cosas podían ser diferentes. 
En aquel momento nadie de mi entorno hablaba de educación emocional, respetuosa o alternativa. Me decían las voces externas que cuántos pájaros habitaban mi cabeza. 
Sin ninguna experiencia previa más que el impulso de mi corazón (desde esa conexión con lo que había sido mi historia y la empatía hacia los niños y niñas), sentí el empuje de salir a buscar modelos educativos diferentes. Algo me decía que si yo lo estaba buscando alguien más también y seguro que en algún lugar más estaría sucediendo aquello que buscaba.
Quería conocer proyectos educativos diferentes.
México siempre estuvo ahí. (Era uno de los 3 países que siempre colocaba en los juegos de niña de escoger edad para casarte, tener hijos y país de viaje 🤣)

Me quedó un pendiente con este país cuando un año antes (en 2006) lo visité durante un mes de verano con una de mis hermanas de alma, Ester.
Así que en 2007 decidí dejar mi trabajo en la escuela para emprender un viaje. Salí de España con un vuelo abierto para un año sin fecha de regreso.
Allí conocí en 2008 "Mahatma Gandhi. Pingüinos de la Asociación Civil Yirtrak". 

¿Imagináis a quién avisé enseguida de lo que había encontrado? Sí, a Ester. Éramos compañeras desde la universidad y sabía que le encantaría el proyecto, así que compartimos experiencias maravillosas junto con otras compañeras y compañeros con los que sigo conservando lindos recuerdos.
Estuve vinculada al proyecto hasta 2014. Entre 2008 y 2014 me tropecé y caí muchas veces con mis creencias personales y educativas. Aún lo sigo haciendo porque se trata de evolucionar, crecer y seguir aprendiendo... 
Entre 2008 y 2014 hicimos como equipo educativo formaciones para encontrarnos con nuestras sombras. Nos caímos también como equipo y aprendimos a levantarnos al unísono. Éramos una sola célula.
Conseguimos girar para trascender. Y así, a partir del 2012 fue como descubrimos dónde deseábamos estar cada quien.
En 2010 en un inciso en el que estuve en España comencé una gira de talleres enfocados en mostrar la forma en la que trabajábamos, una forma de educación respetuosa y sostenible con nosotros como equipo, con el alumnado, sus familias y con el entorno que nos acoge.

En 2010 todavía no había muchas formaciones conocidas centradas en este enfoque. 
El taller estaba siendo muy gratificante, había un interés elevado y ello aumentaba mi convencimiento que otra educación era posible. Nombre que empecé a usar y que decidí cambiarlo años más tarde por el actual cuando las modas se apropiaron de muchos aspectos.

Apenas me estaba promocionando y me estaban llamando de diferentes puntos del país para recibir formaciones, incluso desde la Universidad. Todo ello me indicaba que probablemente era necesaria su difusión. Mis ganas por compartir y expandir se multiplicaron al ver las respuestas. Pensé que se estaba preparada como sociedad para ese salto en la comunidad educativa.

Recuerdo que feliz de descubrir los posibles cambios educativos que se avecinaban decidí aportar mi granito de arena en mi localidad, Segorbe.
Fui contenta a la única escuela pública que tiene.
No lo salí tanto después de mí plática con quien era director de la escuela por aquel entonces. "Esto que me estás contando de inteligencia emocional e inteligencias múltiples es muy bonito pero no nos interesa. No creo que funcione. Lo que interesa son las nuevas tecnologías"

Ahora, en España y otros países ha pasado tanto tiempo que incluso ya van dejando de estar de moda las inteligencias múltiples e incluso la inteligencia emocional, porque claro, tristemente se trata de modas y ahora lo que tiene auge es el material sensorial y gastarse mucho dinero en conseguirlo. (Si os interesa abaratar costes me preguntáis y os comento cómo lo hago).

Poco tiempo ha pasado entre que empezó a hacerse eco en España de la inteligencia emocional y el hecho de que casi haya pasado de moda porque supuestamente ya todos y todas estamos formadas.
Aunque se siguen aplicando en las escuelas como asignaturas aisladas o a través de cuentos que hablan de emociones. Se sigue creyendo que la inteligencia emocional es algo a aplicar en el alumnado habiendo reducido las emociones a una herramienta más de aula. Lo mismo para las inteligencias múltiples que pasaron a ser en muchas escuelas el nombre con el que acuñaron a hacer diferentes actividades.
Y yo me sigo preguntando: ¿Qué estaremos haciendo mal que sigue sin funcionar?



Pues no sé si será exactamente lo que voy a decir pero creo que puede ir por ahí, a menos desde mi parecer: 
Creo que seguimos enfocadas en materiales, actividades, cuentos... y demás herramientas para aplicar en el aula. Todavía no nos hemos dado cuenta que se trata en una gran parte, del cómo presentar el material, incluso del cómo no presentarlo. Se trata de cómo hacemos llegar el material al alumnado, la calma, la experimentación, no tanto se trata del material. Se ha de crear un equilibrio. Somos de extremos... De la no innovación, a la innovación constante sin darnos cuenta que la innovación acelerada se está convirtiendo también en rutina. Sea como sea se escuchan más a las modas que al alumnado. Estamos volviendo a cometer ese error una y otra vez, para escucharnos solamente a nosotros mismos como adultas.

Ahora las redes sociales bombardean con educación alternativa. Bueno, algunas no tan alternativas porque fueron maestros de lo que se llama la vieja escuela como María Montessori y otras aunque no tan viejas, ya eran practicadas por algunas maestras durante la República. Sin embargo, ahora todo ha de ser método Waldorf, Emmi Pickler, Reggio Emilia... porque sino, será que no lo estás haciendo bien ni como docente incluso como madre.

¿Seguro? 

Creo que no. Otro día podremos fundamentar al respecto si os interesa el tema.
Familias y docentes enfocados en modelos educativos determinados. Algunos centros vendiendo una educación en valores como empatía y solidaridad mientras atacan (con valores totalmente opuestos a los promovidos) a otras escuelas que emergen porque desean "más mercado laboral" sí mercado. Así se ven los niños y niñas como producto. 
Los centros infantiles compitiendo con sus fotos y proyectos en las redes y repiten y repiten lo que sucede en otras.
Algunas desde el convencimiento del para qué se hace, otras sin replanteárselo ni estudiarlo y simplemente repiten porque está de moda y si no lo hacen saben que perderán "clientes" (Clientes, sí, tristemente es así el lugar que ocupan las familias en muchas de las escuelas).

¡Qué tristes las modas! 

Hoy, como madre me gustaría decirle al oído de cada docente, de cada madre y de cada padre con niños y niñas en edades de 0 a 6 que sí, que los materiales y métodos educativos son muy importantes pero el camino es el de regreso.

Podremos llenar aulas con materiales novedosos, respetuosos con el medio ambiente y les digo de nuevo que el camino es el de regreso.

He visto comunidades indígenas sin materiales de los que usamos, sin formaciones académicas, ni asistencias a congresos con más sensibilidad que muchas de las escuelas que promueven una educación que después en el aula y de puertas para adentro no se lleva a cabo. Y es que es imposible integrar con la calidad suficiente todas las transformaciones que las modas conllevan. Todo eso no se ve en un post o en una historia.

Las familias cada vez más confusas en el momento de escoger una buena escuela para sus hijos e hijas. No me extraña que ante las modas rápidas y cambiantes sientan la incertidumbre en la elección.

El camino es el de regreso.

El camino no solamente es el mejor material Montessori o Waldorf.
El camino no es el juguete en sí.
El camino no es el libro que hable de las emociones y llenar el aula de emocionarios, así a lo grande, sin reflexionar. Solamente porque se ha oído que el cuento es maravilloso, gusta y es lo que todas hacen.

Permíteme que me exprese abiertamente y con amor:
El camino eres tú.
El camino está en regresar a ti.
El camino está adentro no afuera.
El camino pasa por vaciarte y no por llenarte de formaciones de las que algunas jamás pondrás en práctica.
El camino empieza en ti, y para ello vas  tener que desnudarte de creencias, de modas, de acciones rutinarias, vas a necesitar caerte. Sí. Caerte. Vas a necesitar transformarte y tantas otras cosas...
El camino es que experimentes en tí. 

Pienso que jamás se podrá ofrecer una educación basada en inteligencia emocional si tú no eres ese cambio y el cambio no lo has de mostrar en las redes, el cambio lo mostrarás cuando estés delante de esa persona más pequeña.
Tú eres la pieza clave, no el material que lleves entre manos. Eres la ida y el regreso. Eres la guía que acompaña. 
Puedes presentar un material de madera ecológica de no sé cuántos euros y puedes acompañar a oler árboles y tocar troncos y aún así no será la actividad sino tú. Tu forma de llevarles.
No eres las actividades que realizas, eres la persona que las presenta, que guía con sus manos, su voz y sobre todo su silencio. Ese que a veces tanto nos cuesta a las personas adultas.
Eres la persona que acompaña a un niño que no quiere salir a jugar cuando les dicen que jueguen, y la guía que acompaña a una niña que quiere seguir llenándose de tierra los bolsillos mientras todos entran de nuevo al aula. Eres la guía y la emoción constante. Su velero.


Pero preferimos educar en la emoción y no hablar de emociones. Preferimos no mojarnos, preferimos no ensuciarnos con y de ellas. Preferimos no jugarlas no sea que me vayan a tocar la tecla y me vaya a sensibilizar o al contrario, que me hagan  estallar. ¿Y si me rechazan si estallo? Demasiados miedos inconscientes impregnados en nuestra memoria.

Preferimos mejor que me den herramientas para yo aplicar al aula, mejor si es sencillo y rápido.

Llevo desde el 2010 facilitando formaciones con docentes y familias.
Las familias por lo general se suelen abrir a la transformación. Desean poder acompañar con acciones y frases conscientes y respetuosas tanto hacia sus momentos personales como hacía los momentos de sus hijos e hijas.

El equipo docente en su mayoría intenta escabullirse. Claro. Hay mucho en juego dentro de un claustro. Las barreras y armaduras salen para seguir alimentando los personajes que se ha creado cada quien. Entonces una gran parte del equipo docente dice: 
-Es que lo que yo quería eran herramientas para aplicar al aula.

Ahora, cuando facilito un taller con docentes suelo comentar desde el primer momento:
En este taller no voy a facilitar herramientas para el aula. Vamos a vivirlas, vamos a pasar por ellas, vamos a jugarlas, a experimentarlas. Pienso que de otra manera, que no sea la de pasar por el proceso, será complejo comprender al alumnado.

¡Cuánto sin sentido cuando no se quiere ir de regreso al interior pero se pretende que el alumno y alumna se exprese y sí se adentre!
¡Cuánto sin sentido cuando creemos que les estamos enseñando a identificar emociones sin ni siquiera conocer las nuestras!
¡Cuánto sin sentido cuando digo que trabajo la educación emocional pero no la pongo en práctica de manera constante en mi forma de dirigirme al alumnado o de interactuar con él!

¡Cuanto sin sentido cuando digo que amo la educación y a los niños, más sin embargo, pongo trabas para que la educación que es un derecho, sea pública!

Y mientras tanto, sigamos asistiendo a congresos de educación emocional para repetir actividades sin tener en cuenta el estado emocional del alumnado.
Sigamos apropiándonos de frases de expertos sin nombrarlos o sigamos repitiendo sin haberlo puesto en práctica en nosotras y nosotros mismos.
No, en las redes no todo vale. El plagio es un delito. Cita, menciona. Visibiliza el trabajo y la experiencia de las demás.

Y ahora vamos a darle otra vuelta. El camino es de regreso y para regresar hay que salir primero hacia afuera. Quizás algún día comprendamos que lo importante es regresar al centro, al equilibrio.
Quizás algún día comprendamos que no es solamente el material, ni el método. Ni la repetición sin reflexión.  Sino la forma de tratar a otro ser que, aunque más pequeño, no está para nada vacío.

Regresa
Regresa
Regresa

Y como todo lo que escribo, esto es sólo una opinión, no pretendo que sea la verdad absoluta. 
No te creas nada de lo que digo. Experimenta, investiga, reflexiona. 

Eso sí. Si te sientes despistada, aturdida y deseas apoyo en el momento de buscar una escuela para tus hijos e hijas. Con gusto te acompaño a encontrar lo que deseas.

martes, 8 de junio de 2021

El doctorado. 2. La dirección en la tesis

Siguiendo el hilo de la entrada anterior (Doctorado 1.) seguiré compartiendo aspectos que han sido imprescindibles en estos años de mi vida centrados en el doctorado.

En la primera parte hablé de retos personales.

Ahora me gustaría transmitirte que la elección de una buena dirección en la tesis no es que sea necesaria, es que será fundamental. 

En mi caso con "buena dirección" me refiero a una persona que no solamente sea experta en determinado campo de estudio. 

Sino que, por encima de ello sea una persona cercana, dispuesta a apoyar, que inspire complicidad, confianza y sepa guiarte. 

En mi caso, a parte de todo esto mencionado me encontré con una humildad mucho mayor de la que podía conocer de mi directora.  Pude apreciar todavía más de cerca el gran conocimiento y experiencia que le habita y del que jamás hacía mención ni alarde. Considero que esto ha sido clave. Por un lado, por lo que he aprendido de su forma de acompañar y por el otro, en ningún momento me he sentido en grado de inferioridad en el momento de posicionarme ante una persona mucho más experta que yo en educación intercultural inclusiva y otros muchos aspectos. 

Mi relación con ella ha sido especial. No habría podido ser de otra manera. Ya nos conocíamos desde la universidad, ella fue una de mis profesoras de psicopedagogía durante los cursos 2003-2005.

Desde entonces mantuvimos cierto contacto durante mi estancia en México y nos vimos en algunas de mis visitas esporádicas a España.

Cercana, disponible, consejera, paciente, amiga, psicóloga en momentos de derrumbe, guía. Siempre ha intentado buscar las formas diferentes para que yo pudiera entender y avanzar. 

La relación de confianza que se ha ido gestando ha sido pieza clave. Ha sido imprescindible una comunicación totalmente cercana y honesta para comprender nuestros ritmos y tiempos y así respetarnos (yo en mis procesos y los suyos. Ella en los suyos y los míos)

Atreverme a pedir, atreverme a recibir y atreverme a dar. Procesos que se han ido dando no solamente con ella, sino con el MEICRI, equipo de investigación del que me animó a formar parte durante mis dos primeros años de estudios de doctorado y con el que espero colaborar y seguir aprendiendo cuando este proceso finalice.

Una vez más gracias Auxi por guiarme, por sostenerme de la mano y empujarme al vacío cuando lo has creído conveniente. Infinitamente agradecida por estos 7 años que se suman de aprendizaje a tu lado, todo lo que me has aportado y lo que me falta por aprender de ti.



Si estás pensando en realizar un doctorado ¿Quién deseas que te acompañe en este proceso? 

Escoge muy bien a quien será tu compañía y guía experta porque será tu aliento en los días y las noches de declive y oscuridad.

lunes, 31 de mayo de 2021

El doctorado. 1. Todo un reto personal

Como comenté en alguna ocasión, comencé en 2015 un curso de doctorado. Ello me ha llevado a dejar de lado este blog durante un largo periodo de tiempo. Pasé de escribir una entrada al mes a hacerlo esporádicamente, después paulatinamente fui dejando de publicar, incluso de escribir para mi misma. Comencé a escribir solamente el informe de Tesis Doctoral. 

Mi inmersión en este doctorado ha sido cada vez mayor y conforme invertía mi tiempo y mi ser en esta formación en investigación fui dejando el blog casi inmóvil.


Al doctorado se fueron sumando situaciones más complejas. Lo que pretendía realizar en 3 años (porque 5 me parecían demasiado) terminaron siendo 7. 

No ha sido un proceso sencillo, nada especial, imagino que lo que vivirán todas las personas que se introducen en un doctorado, sobre todo cuando tu edad es un poco más avanzada y por esa razón tus derechos a pedir una beca ya finalizaron hace años.

Solamente las personas cercanas a mí han comprendido parte de esta vivencia. Mi vida se ha volcado por completo en ello (confinándome durante más tiempo que el covid, ha sido en muchos momentos desgastante). Me gustaría rescatar algunos aspectos personales respecto a mi vivencia con el doctorado. ¡Quién sabe! A lo mejor a alguien se sirve de apoyo.

Para no hacerlo extenso lo comentaré en varias entradas. En esta ocasión me centraré en esta: "El doctorado, todo un reto personal para mí".

Antes de continuar me gustaría por un lado, agradecer a todas las personas que he conocido gracias a estos años de estudio y a todas las que han estado cerca de esta vivencia apoyándome de una u otra manera y haciendo posible que siguiera adelante, han sido muchísimas.

Por otro lado, espero que esta experiencia no condicionara tu decisión de hacer o no un doctorado si es que te lo estás planteando. Los momentos personales y situaciones que vive cada quien son muy diversos. Lo que aquí comparto es simplemente parte de mi experiencia y puede ser muy diferente a la tuya.

Me siento feliz de haber llegado casi al final, digo casi porque todavía falta superar el día del examen en el que tendré que defender mi tesis doctoral y queda menos de un mes de intenso trabajo para prepararlo.

Sin saber lo que realmente suponía un doctorado a nivel de trabajo quise embarcarme en dicha aventura. Por un lado, para superar mis propias barreras y límites ya que considero que aunque me haya gustado, siempre me ha costado muchísimo estudiar. He tenido que dedicarle muchas más otras que cualquier otra persona. Por otro lado, porque pretendía realizar la investigación de un tema que me motivaba de manera exponencial desde que estaba en México.

Todo ello suponía muchos retos. 

Quizás porque desde pequeña estos retos me han impulsado a crecer o porque como me dijo una vez una amiga, Nieves: en tu carta astral aparece un impulso a realizar cosas grandes. Este "cosas grandes" lo entiendo como retos que me suponen un aprendizaje mayor como por ejemplo, cuando emprendí el viaje a México y decidí a la semana realizarlo sola. Yo, que no me atrevía con 24 años a ir sola al pub de mi pueblo si no era sabiendo con certeza que estarían allí mis amigas. 

Lo mismo pienso que me pasó con el doctorado. Deseaba con todas mis fuerzas visibilizar a la pedagogía sistémica desde un lado académico en el que pudiera darle un lugar al lado de la escuela inclusiva siendo conocedora de las posibles críticas que pudieran emerger debido a diversas interpretaciones de la misma. 

Escoger un tema como el de la pedagogía sistémica para mi doctorado fue sencillo, sabía lo que deseaba con todas mis fuerzas, sin embargo llevarlo a cabo no ha sido una tarea fácil. Todavía es una temática cargada de prejuicios en algunos campos y desconocida para otros. Quise apostar con todas mis fuerzas por esta pedagogía porque desde que decidí realizar la formación en México pude contemplar de cerca las transformaciones que podían desencadenarse. Quise enfocarme de lleno en ella desde un amor infinito y con confianza y ahora que ya por fin puedo ver la tesis impresa a mi lado me resulta increíble haberle dedicado tantos años de mi vida. Digo tantos porque 7 me siguen pareciendo demasiados. 

Todo ello me ha llevado al aprendizaje y también al desgaste. En varios momentos del proceso me he sentido abatida, con ganas de abandonar. Entre otras cosas, aparecían los monstruos en mi cabeza para recordarme que llevo un ritmo diferente al de las demás personas, que me cuesta entender lo que leo y necesito más tiempo. Ser consciente, cada vez más de que tengo que revisar el orden de las frases y las palabras que escribo porque lo que percibo a veces no es lo que realmente está escrito, porque en mi cabeza hay lugar para palabras incluso frases pero que por el funcionamiento de mi cerebro pienso que lo escribo y no escribo. Ser consciente que necesito muchas más horas que otras personas tanto para leer y entender como para expresar lo que realmente deseo. 

Me hubiera encantado que docentes que me enseñaron, sin la necesidad de que me hubieran colocado una etiqueta, me hubieran acompañado a descubrir lo que me pasa. ¡Cuánto me hubiera ayudado en mis estudios haber entendido el funcionamiento de mi cerebro! Se que a más personas les sucede y dejan de confiar porque alguien colocó una etiqueta demasiado pronto. Yo siempre he cargado con la de demasiado lenta y con la frase: no hace más porque no quiere. Sin embargo, hubiera agradecido que alguien me hubiera explicado por qué a mí me costaba mucho más que al resto. Hubiera agradecido que me hubieran facilitado diferentes técnicas de estudio. Sin embargo, también agradezco y muchísimo, que todo haya sucedido tal cual ha sido porque ¿y si de haberme puesto una etiqueta se me hubiera frenado el aprendizaje?

Ahora entiendo que tenía que ser así, y está bien, lo tenía que descubrir por mí misma. Y no ha sido hasta haciendo el doctorado que me he sabido respetar en mi forma de estudiar y de entender ciertas consignas. Me he reafirmado lo que me sucede. Ya no creo que soy lenta, sino que llevo un ritmo diferente. Escuchar y conocer mis tiempos me ha ayudado a tomar ciertas decisiones durante mi investigación. Entender que tengo una dificultad en la atención que me hace entre otras cosas desviarme de la lectura y escritura, y dificultad en entender consignas me ha llevado a realizar esfuerzos y a enfocarme en otra forma de trabajar diferente y determinada que es con la que me siento cómoda. 

Me ha ido llevando a desarrollar otras habilidades para mi trabajo que se centran más en lo que no se dice y en el movimiento del cuerpo. Por ello en mi consulta no se necesita que la persona hable y me cuente, a veces les digo que no necesito tanta información porque la información que realmente necesito puedo captarla de otra forma, lo que tengo dificultad para percibir desde un campo, tengo una sensibilidad desarrollada para percibirla de otro lado. Puedo darme cuenta de ciertos aspectos. No es ningún don de sensibilidad. Es simplemente una capacidad diferente desarrollada que explica aspectos de mi vida. También hay una etiqueta que la llama PAS. Yo prefiero no llamarlo de ninguna manera porque se que también podría colocarme otras etiquetas que en lugar de ayudarme me limitarían.

Mi manera de entender ciertas cosas es diferente. Por eso me cuesta entender bromas e incluso chistes, incluso a veces tengo que cerciorarme constantemente con un: "A ver si te he entendido. ¿Lo que estás queriendo decir es ...?" 

Probablemente el día de la defensa mi tesis tenga que pedirle al tribunal si por favor me puede formular alguna de las preguntas de forma diferente.

Aun con todo ello y como psicopedagoga también me gustaría transmitirte que no confío en etiquetas en el alumnado más sí en la búsqueda de soluciones diferentes a lo que sucede. Quizás una etiqueta puede ayudar buscar soluciones. Pero también la ausencia de la misma etiqueta también debería de buscar soluciones diferentes para cada alumno y alumna. Finalmente cada quien lleva su ritmo. Conseguir una atención individualizada real implica buscar herramientas diferentes. Lo que realmente sucede es la búsqueda, casi enfermiza, de etiquetas. Porque así, las etiquetas atraen apoyos al aula.

Desear realizar un doctorado es un trabajo intenso, los ritmos de la universidad son diseñados para todos por igual. Sin embargo, confía en ti. Si te escuchas en tus ritmos y te conoces tendrás una gran ventaja para tomar decisiones que te hagan sentir cómoda. Siempre podrás descubrir algo nuevo sobre tí. Cree siempre en tus posibilidades.


miércoles, 19 de mayo de 2021

Momentos de juego

Los niños y niñas necesitan conocer el mundo a través de sus propios sentidos, sobre todo en la primera infancia ya que es la manera en la que perciben y conocen su entorno. No necesitan que les enseñemos a jugar, mucho menos indicarles cómo tienen que moverse sus muñecos durante el juego simbólico.

A menudo se les roba la oportunidad de que aprendan por sí mismos, por sí mismas. De esta manera se les priva de que se alegren por sus propios descubrimientos.

Hoy vi de cerca cómo la persona adulta con sed de sentirse necesaria por alguna razón interna, no solamente juega dirigiendo absolutamente todo el juego sin dejar lugar a la niña, sino que escoge los juguetes con los que va a jugar mientras los saca de la caja, y monta y sitúa cada uno de los muñecos en un lugar concreto. Desvela cómo se mueven y cómo se abren las puertas del castillo. Yo observo cómo lo que sucede es justo lo contrario, se están cerrando las puertas de la experimentación, de la imaginación y mi hija mira todo lo que sucede pasivamente. Lleva 5 minutos observando lo que hacen sin poder jugar. Probablemente ella tenga ganas de desmontarlo todo porque es su forma natural de jugar en esta edad y es lo que intenta hacer mientras le desvían una vez más de su propio interés. No se le escucha. 

Las personas adultas están felizmente jugando, probablemente sin darse cuenta que solamente se escuchan a ellas mismas.

¡Así también aprende! dice una voz. Decido entrar en silencio en ese instante por diferentes motivos. Respiro mientras pienso: Así lo que aprende es cómo juegas tú, no descubre su propio juego. 

Estoy feliz, agradecida a la vida de poder estar contigo durante todas las horas posibles. Mañana, volveremos a la tierra con tus juguetes de madera y con las algarrobas, piñas, palos y piedras que mordisqueas sin que te digamos: "a la boca no"o "caca". Juego sin dirección. Mañana jugarás tú y yo te acompañaré en tu juego, sin directrices. Y si  lo que encuentras es una colilla, basura u otro material similar ahí si te guiaré para  mostrar la diferencia. Mañana será como todas las mañanas tu juego no dirigido y como cada mañana, yo te ofreceré un espacio, objetos y tú experimentarás sin que yo te diga cómo debes hacerlo.

Y como todo lo que escribo, esto sólo es una forma de hacer, no pretendo indicar que sea lo correcto. Como digo siempre: cada madre, cada padre, saben qué es lo mejor para sus crías.

¿ Y tú? ¿Encontraste limitaciones cuando jugabas en tu infancia?

domingo, 12 de abril de 2020

Momento presente.

Desde que empezó la cuarentena sentí el impulso de retomar algún texto. Sin embargo, mi presente inmediato como convertirme en nutriente de cuerpo y alma de mi hija me mantiene en otros quehaceres. Otra de las aceptaciones presentes es tardar en escribir estas palabras todo lo que llevamos de cuarentena.
El impulso de contarles acerca de cómo me vivo "Respirando" en este instante me remonta a esos siete años de experiencias pintorescas vividas en Mexico.

Mexico, país que marcó otro antes y después en mi vida. Sus gentes, sus costumbres, sus culturas, parte de este amado territorio penetró y sigue habitando en mí en esta distancia espacio temporal. Viene una y otra vez a recordarme mis raíces, a recordarme cómo empezó todo. Con la RESPIRACIÓN.

Entre todas las situaciones vividas que fueron forjando parte de la persona en la que me reconozco, rescataré mi paso por la montaña de El Mirador.
El Mirador o coloquialmente conocido como la montaña de Don Lauro, reconocido hombre medicina en Mexico que no solamente inició este proyecto, sino que transmitió y sigue transmitiendo parte de sus conocimientos para cocrear un mundo más consciente, armonioso con el entorno que le rodea. En este lugar es donde conocí a mi estimado grupo de kung fu de la mano de uno de los maestros más sabios, humildes, leales y honestos que conozco: mi querido y apreciado maestro Agustín.

Recuerdo el final de cada clase de kung fu donde Agustín nos recordaba la siguiente frase: "El verdadero kung fu comienza allí afuera, en el día a día, esto solamente es el puro entrenamiento. Lleven el kung fu a su quehacer diario, cuando se crucen con esa persona que no les gusta, cuando manejen y se atraviese un taxi (no está de más añadir la forma peculiar de manejar que tienen los taxistas en este pueblo). Ahí, ahí comienza el kung fu".

Esta situación de cuarentena es una de esas oportunidades que queda fuera de ese entrenamiento. Es una oportunidad que la vida nos ofrece y está en nuestras manos decidir cómo deseamos vivirla.
Puede ser un lindo momento de reencuentro hacia adentro, una cita con nosotras mismas que sirva para poner en práctica todas esas experiencias vividas, esos conocimientos adquiridos sean desde el kung fu, el Reiki, meditación, relajación, yoga, educación emocional y un largo etcétera de disciplinas o actividades que se han ido acumulando en nuestra memoria corporal.

Es una oportunidad más para reconectarnos con todo lo que habita en nosotros y ponerlo en funcionamiento si todavía no lo habíamos hecho antes. Puedes darte el permiso de reconectar con esos conocimientos adquiridos, rebuscar y practicar sin importar las veces que nos despistemos.
Es ahora cuando más necesitamos de ese respirar consciente que nos trae al presente inmediato y nos permite agradecer que seguimos vivos en esta matrix. Es ahora cuando estamos fuera de ese ensayo, de esa clase de los lunes que hace que desconectemos. Es ahora cuando se necesita recordar, recordarnos mutuamente que no únicamente somos este cuerpo que habitamos. Y es uno de los mejores momentos para traernos al presente desde todas esas herramientas que ya están en nuestro interior.

Detenerme unos instantes, respirar y volver a recordar desde el corazón qué está haciendo mi cuerpo en este presente, cómo se mueve, cómo está posicionado, cómo se expanden y contraen mis pulmones, cómo la sangre circula y cómo mi corazón palpita. Aunque deje de escuchar a mi cuerpo él sigue, su maravilloso y misterioso funcionamiento sigue aunque yo no le de órdenes, es más, ni siquiera se que está haciendo en este instante mi esófago, mis riñones o mi sistema inmune.
Y respiro. Me detengo. Sin acelerarme al futuro, sin anclarme al pasado. Sin importar cuántas veces me despiste, sin importar las veces que me evada, sin importar las veces que huela al miedo acercarse. Y si viene le doy la bienvenida, lo acojo, porque también forma parte de mí. Lo observo, me doy cuenta de su presencia sin evadirlo y desde ahí vuelvo a respirar y vuelvo a traerme al presente inmediato, este presente donde me siento viva, donde celebro mi aprendizaje cotidiano.

No importa el tiempo que hayas dejado de practicar alguna de estas disciplinas, cualquier momento puede resultar una buena oportunidad para retomar y recordar que el simple hecho de respirar de manera consciente nos contiene, nos mantiene, nos libera.

R
e
s
p
i
r
a

Respira sorbo a sorbo, respira cada parte de tu cuerpo lentamente y agradece. Agradece el hecho de estar vivo, de estar viva, agradece...

A
g
r
a
d
e
c
e

lunes, 28 de octubre de 2019

Nada permanece

En realidad no te conozco, no se cómo es tu rostro, tu cuerpo, tu olor. Solamente se que vives desde hace un tiempo, que tanto tú como yo estamos en movimiento constante, que te vas transformando, desarrollando, creciendo y que estamos en constante conexión.
Nada permanece estático, todo se encuentra en movimiento, todo cambia, gira, se transforma...

No sé en realidad quién eres o quién desees ser, nos iremos conociendo con el paso del tiempo. Sin embargo, desde el primer instante has llegado para recordarme, una vez más, que no todo sucede como uno desea, que la vida te da giros inesperados, que la intensidad puede transformar un minuto en una eternidad y los meses en parpadeos.

Has llegado a recordarme que no todo sucede ni cómo ni cuando uno desea y me has recordado que la rendición y la entrega con consciencia plena en el momento presente han sido la mejor respuesta.

Rendirme a lo que es, entregarme a lo que llega en el aquí y ahora con la sabiduría necesaria para asentir aquello que viene y transformar la perspectiva con la que mirar al mundo.
Morir con los proyectos, morir con el cuerpo para renacer de nuevo a la vida con una nueva mirada, con nuevas propuestas, con nuevos proyectos, nuevas sensaciones. 

Gracias por recordarme que morir es tan necesario como vivir y que uno carece de sentido sin el otro. Gracias por hacerme caer en picado y hacerme resurgir de nuevo, como otras tantas veces.

Gracias por enseñarme que la soledad es tan necesaria como el encuentro con la tribu. Gracias por recordarme que no será la última vez, nada permanece...

Nos seguimos transformando.


viernes, 20 de abril de 2018

Reconociendo lo que es, tal y como llega

Esta decisión de facilitar talleres vino promovida por la motivación de transmitir parte de la filosofía que llevábamos unos años poniendo en marcha en "Pingüinos", una escuela que terminó siendo mi hogar y mi universidad al mismo tiempo, y por un tiempo; y en la que a través de los años apreciamos el proceso y ciertos resultados tanto en nosotras mismas como en el alumnado.
Pude viajar por diferentes lugares de España compartiendo nuestra forma de organizarnos con el alumnado, con el equipo educativo del centro y con las familias. (Cuando me refiero a equipo educativo no solamente estoy hablando de personas a cargo de una tutoría o de dar clase, sino también de las personas que trabajaban en cocina, en el huerto, mantenimiento, en secretaría, porque todas ellas acompañaban con la misma filosofía al alumnado, cada quién desde su lugar de trabajo).
Algo que aquellas personas que redactan leyes de educación desde sus despachos se les olvidó añadir. Las escuelas necesitan un proyecto educativo también para sus horas de comedor, pues también se requiere de una educación en valores para el delicado momento de nutrir el cuerpo, el acto de alimentar nuestro vehículo que será permanente durante este viaje llamado vida, pero esto lo dejaré para otra entrada.


El hecho de promover estos talleres en España no fue, ni sigue siendo un camino fácil, a la vez que resulta enriquecedor y desafiante. Cada escuela, cada grupo, se convierte en reto porque nunca un taller es ni será igual a otro, continúo feliz aprendiendo junto con las escuelas que me invitan a vivir la experiencia de estos cursos.

Ahora, ya no resulta raro escuchar acerca de inteligencias múltiples, mindfulness, comunicación asertiva, educación emocional o sistémica. Recuerdo que en 2010, algunos directores de escuelas que visité se me quedaban mirando como si yo acabase de llegar de otro planeta. Quizás no llegaba de otro planeta, pero sí de otro continente del que considero que todavía quedan muchos valores por rescatar o recordar, justamente me refiero a aquellos que no salen en las noticias, ni en los viajes turísticos, sino los que alcanzas a valorar cuando formas parte de su comunidad. Valores que también habitan en nosotros, en nuestra cultura, pero quizás han quedado enturbiados, olvidados y se necesitan aclarar para volver a recordar.

Desde aquí deseo agradecer a todas las escuelas o grupos de familias por las que he pasado y aparecen nombradas en algún rincón de este blog. Gracias a todas por haber caminado juntas y permitirme aprender junto a ustedes. Desde aquí reconozco que a veces mi papel es el de provocarles y llevarles, con el cariño que puedo, hacia otra mirada, a veces rompiendo esquemas, a veces de manera incomprensiva simplemente por el hecho de experimentar la incomodidad o inseguridad y darles la bienvenida, porque también desde ahí nos damos el permiso de empatizar con los otros y con nosotras mismas.

Hoy deseo dedicar unas palabras a este colegio público: CEIP Cervantes en Vall d´Uixò. Con su permiso añado esta fotografía porque desde aquí deseo reconocerles. Se que a veces no es sencillo realizar la formación completa en mis talleres. A veces lo que un maestro desea son herramientas, estrategias en las que: "Ante caso A, aplíquese B" y desde estos talleres esto no es posible, estos talleres acompañan hacia un modo de ver las situaciones de manera diferente. Les he acompañado en varias sesiones, para mi es un regalo poder repetir en una de las escuelas que me ha asombrado desde que llegué y ha terminado seduciéndome con dosis de humildad y constancia.
Si la conoces sabrás que nada más entrar es una de esas escuelas donde huele a entusiasmo y a acción, y no solamente a través de sus paredes.
Este equipo, como podrían ser otros tantos, me recuerda las ganas de aprender y seguir avanzando desde una educación respetuosa, empática, emocional. Y cuando no es así, se reconoce desde dentro y surge el empeño por desear transformarse. Ese darse cuenta, para mi es un acto de humildad y de sencillez profunda que me invita a la reflexión.
Pienso en lo afortunada que soy de poder trabajar en lo que amo y encontrarme personas maravillosas en el camino que me siguen recordando cuando me olvido, que sí, que es por ahí, que la educación en la que confío ya es PRESENTE solo que a veces no me doy cuenta. Y no importa la edad, ya no me sirve escuchar que hay maestros o maestras muy mayores para las aulas y que están cansados y sin ganas de hacer. No, eso no me sirve. Hay personas con ganas de hacer y personas que no las tienen tanto, independientemente de si recién salen de superar una oposición, como si es el último mes de jubilación.

Gracias  por permitirme aprender de ustedes, de su entusiasmo, de su templanza, de su amabilidad, de su honestidad, de su cariño y cercanía.


Para todas esas escuelas públicas que siguen dando sus pasitos para el reencuentro con uno mismo, con su alumnado y con sus familias.Y para todas aquellas escuelas que, aun lejos de dar el paso, comienzan a mirarlo.

Y gracias también por todos esos pasos que precedieron para traernos hasta aquí a través de aquellas personas que quizás no he conocido.

Con amor, respeto y admiración.

Otra educación es presente.




domingo, 5 de noviembre de 2017

Cuidados...

Quiénes me conocen saben que discrepo en algunos puntos de las ONG´s, demasiado largo para comentarlo aquí, así que lo resumiré en que mi experiencia en Chiapas durante 6 años de vida tuvo no algo, sino todo que ver en mi mirada hacia ellas. Me cuesta expresarlo porque todavía no he encontrado palabras que puedan reflejar qué se vive o se siente estando allí. ¿Cómo puedes explicar una sensación, un olor, un color...? Tienes que vivirlo, experimentarlo, de la misma forma que experimentas el caer, morirte, volver a renacer y "re-cree-arte", todo ello en unas pocas líneas es difícil de explicar, al menos yo todavía no las he encontrado y creo que tampoco aportaría justificar el por qué de mi opinión hacia las ONG´s para lo que deseo contar a continuación.

Hoy quería dejar rastro de esta experiencia que he vivido recientemente. Todo comenzó con una llamada de teléfono de una compañera del grupo de investigación en el que participamos, en quién confío plenamente. Aida. Confío en ella como persona; sus acciones, su forma de ser y estar nacen de su órgano palpitante, ella para mi es como un angelito de la guarda que permanece en silencio para decirme las palabras justas en el momento preciso, con seguridad, entereza, análisis. Apenas nos vemos (bueno últimamente no veo a muchas personas) y aunque se lo he dicho alguna vez para mi es, junto con otras personas de mi entorno, otro de los apoyos en este proceso de tesis.
Me explicó una propuesta, me preguntó si estaría interesada en ofrecer una ponencia acerca de la "pedagogía de los cuidados". Le comenté que yo no tenía formación precisa en dicho tema. - Sí, tienes tu experiencia, desean una ponencia que hable acerca del cuidado en la comunidad escolar y como está relacionado y enfocado al tema de tu tesis he pensado en ti.
Los sentimientos con los que me encontraba justo en ese preciso momento en que sonó el teléfono se transformaron hacia el agradecimiento, un agradecimiento expresado como sonrisa en mi rostro por sentir de cerca la confianza de Aida en mi trabajo.
Quiénes me conocen saben que me retiro por unos momentos a sentir las propuestas, me doy el tiempo necesario para que reposen en el corazón, a veces son minutos, a veces horas, a veces días. Escucho a mi cuerpo, me gusta escucharlo, según la forma en que mi cuerpo respira la propuesta se si es para mi, si es o será en un beneficio mayor cada decisión (claro está que a veces también me equivoco y termino enredándome en asuntos pero coincide que esto sucede cuando estas decisiones son tomadas desde el impulso y la acción-reacción) cuando bajo al corazón, casi nunca se equivoca. Pues la propuesta de Aida, solamente me costó unos minutos, viniendo de ella ya era una propuesta del cuidado, del cariño, ella conocía mi momento, así que dejándome sentir, todas mis creencias acerca de las ONG´s se podrían dejar de lado. A veces me viene bien dejar de lado las creencias, romperlas, jugarlas, removerlas, porque quizás pueden volverse limitantes y desde esa limitación, al menos yo pierdo oportunidades de aprendizaje, me estanco.

Me sentí cuidada por Sandra durante el proceso de preparación, atenta a los mails, dispuesta, entregada, dulce al otro lado del teléfono para explicarme el programa y lo que fuera necesario. Así da gusto trabajar porque el trabajo deja de ser trabajo cuando se convierte en pasión y se recibe, claro que se recibe.

Ayer fue la ponencia, Aida me llevó de la mano sin saberlo. Y sin saberlo también yo me encontré con personas conocidas en la sala. Sonrisas, encuentro. El cuidado, el reconocimiento, el cariño, la entrega...
No llegué a contar nada nuevo, no llegué a contar algo que no conocían, llegué para recordarme y recordar aquello que a veces se nos olvida.

Regresar al origen, a lo sencillo, a lo que va antes de lo que vemos para amarlo desde un inicio y entregarle el valor y reconocimiento desde nuestra mirada, sin necesidad de hacer grandes cosas, detenernos a respirar y saborear ese preciso instante, mirar a la otra persona tal y como es para cuidarla si es que deseamos hacerlo. Para cuidarla a su forma y no a la nuestra, porque hay infinitas formas de cuidar, tantas formas como personas.

"Cuidamos aquello que conocemos, pues atrevámonos a conocer al alumnado en su expansión, entremos en su mundo, no para convertirlo en chisme, sino para saborearlo y dignificar lo suyo, para decirle: "Me interesas más allá de las paredes de esta escuela, te amo con todo" y ese todo implica su historia, su familia, sus costumbres, su barrio... Necesitamos saber de nuestro alumnado, desde el cariño, desde la atención, y se convierte en un arte que solo quiénes desean pueden acceder a él."

Recibimos más cuidados de los que creemos, una dificultad es que a veces deseamos que el cuidado que vayamos a recibir nos lo entregue alguien en concreto y además, de la forma que no expresamos porque esperamos que la otra persona lo adivine. Tenemos la oportunidad y responsabilidad de decir cómo deseamos ser cuidadas, al igual que tenemos la oportunidad y responsabilidad de escoger cómo deseamos cuidar y desde qué lugar hacerlo: si desde un lugar que se añade a la lista de reproches, más conocido y famoso  por la frase "con lo que he hecho por ti"; si deseamos cuidar desde un lugar complaciente; desde el amor incondicional...; o desde cualquier otro lugar en el que ahora no caigo. Tú decides. Otra dificultad es que a veces la vida nos pone ante diferentes situaciones que tenemos que afrontar y quizás no estamos preparados para decidir.
¿Qué puedo hacer en ese momento?.
Creo que siempre es linda opción el dejarnos cuidar, recibir el amor que el universo nos entrega y está en cada detalle de nuestro entorno.

Como suelo decir, no solo nuestro camino de cuidar es el correcto, no solo las personas que nos reunimos en esa sala estamos en lo acertado por el deseo de querer convertir la escuela en un lugar mejor, habrá muchas formas, muchos caminos. Desde este pequeño lugar te recuerdo que también hay muchas personas mirando al mismo lugar que tú. No te sientas sola, no estás solo. Somos más. Muchos más...

De la sala me despedí en plenitud, alegre, entusiasmada, agradecida por encontrarme con estas personas que hicieron que la ponencia se diese sola, fácil, fluida... Y por si fuera poco lo recibido, todavía Sandra me entregó una bolsa para alimentar mi cuerpo y mi mente. Así que compartir este regalo en compañía será otro de los regalos y placeres. Me siento afortunada, en abundancia y plenitud.

Gracias al grupo de ayer, por esas miradas que ofrecieron y recibieron, son las que el mundo necesita. Ustedes ya saben a cuáles me refiero.

Gracias Eva por el reencuentro en todos los sentidos.

Aida, te tocará venir a probar el te. ;)

jueves, 17 de agosto de 2017

Olas... en tres días.

Primer día. 
Agarrar la tabla. De repente parece que mi brazo es más corto porque apenas me da para sostenerla, el invento en mi pie izquierdo. ¿Invento?. Sí, palabra nueva, como tantas otras que de momento me suenan a chino... Invento es el cable o correa que une uno de tus pies a la tabla. Así que invento por aquí, invento por allá... En este instante y todavía en la arena respiro y observo, estamos solas la tabla, la correa y yo y quiero fotografiar este momento en mi memoria, me río de mi misma, de este no saber y permitirme ser con este personaje a veces parecido a Mr. Bean, me entretengo con la risa y con el invento...
Ahora camina y al agua!. Súbete a la tabla y mantén el equilibrio, si me muevo tiemblo y todo se balancea, si no me muevo no avanzo, me estanco. Recuerdo que las aventuras que mayor aprendizaje me trajeron, comenzaron con eso, con un temblor.
¿Tiemblas? Pues entonces, ¡Míralo de frente! me digo a mi misma. Subir-temblar-caer-subir-temblar-caer... risas y más risas. 
Hoy, por primera vez que yo recuerde en mi vida, ha sido el día que más tiempo he estado en agua de mar.

Segundo día. Parece que mi brazo es un poco más largo porque ya puedo agarrar la tabla sin dificultad, incluso no se ha enredado el invento al caminar, eso sí, en el agua es otra cosa, de pronto siento la correa entre los dedos de mi pie, me río. Cuando llego donde el grupo pruebo a sentarme, ellos esperan la ola, están en otro pensamiento, mientras tanto yo observo sus movimientos, para ellos es fácil, para mi es fascinante observar cómo tienen tanto equilibrio, cómo dan la vuelta a la tabla y cómo reman, ni cuento lo que es verles danzar sobre una ola. 
No tengo prisa, si no es una ola, será la siguiente. Remo y remo, me siento y me tumbo sin caerme, para mí ya es todo un avance que celebro en silencio conmigo misma. Tardé 25 años en aprender a celebrar mis propios logros, a verlos sin que nadie más los viera y esos pequeños detalles me divierten. 
Este momento de celebración me transporta a la escuela... 
Durante los años como alumna y también como maestra, me he encontrado con maestros/maestras que obsesionados en conseguir que su alumnado, de tan solo 5 años, hiciera bien la "e", olvidaron y siguen olvidando el proceso, han olvidado que "Claudia" está celebrando que ha aprendido a agarrar el lápiz, que "Jacobo" ha conseguido hacer la "e", no esta, sino la mayúscula...
...pero no se les ve, nadie se ha dado cuenta de estos logros, ni siquiera Claudia lo está celebrando porque nadie le dijo que eso que había conseguido era un gran avance y ella todavía no lo sabe, nadie se dio cuenta como para preguntarle ¿Cómo te sientes? o ¿Qué opinas de que ya puedes agarrar el lápiz?. No sucede, así que Claudia y Jacobo siguen creyendo que no llegan a la dichosa "e", esa "e" enlazada que, en todavía muchas escuelas, tiene que saber hacer cualquier niño/niña de tan solo 5 años, porque alguien se lo inventó. Así que estoy contenta de haber aprendido, después de muchos años, a celebrarme a mi misma.

Todavía no me toca agarrar olas, estoy en otro momento, disfrutando del proceso, sin darme prisa a mi misma, todavía no tengo que llegar a la "e". Mientras tanto, veo feliz cómo el resto la disfruta y de pronto su felicidad se convierte también en la mía. 
Apenas veo las olas, el sol ya hace un rato que se ha escondido, no encuentro el momento de salir del agua, cosa que me sigue sorprendiendo. Entonces recuerdo ese instante en el que mis padres nos llamaban para que saliésemos del mar porque nuestros dedos estaban más que arrugados. Hubo un momento en que sí me gustó la playa, lo había olvidado. En los últimos años mis viajes a la playa quedaban satisfechos con un día en todo el verano y a veces, ni entraba al agua. Incluso veranos en los que ni la he visitado. Siempre me ha gustado más nadar en la piscina, quizás es momento de transformación.

Tercer día. La entrada al agua parece más organizada, subo a la tabla, me doy cuenta que esta es más estrecha y un poco más corta, así que intento adaptarme.
Hoy es el tercer día, sin embargo estoy más nerviosa, no se por qué, quizás también el mar está más agitado o quizás voy conociendo más riesgos, no importa, sea lo que sea los nervios están ahí, así que les doy la bienvenida y los observo y se convierten en otro integrante más de la tabla, hoy decido conformarme con mantener el equilibrio y prestar atención a la postura de espalda y cuello, para que no se cargue y me duela como el día anterior.
Remar, remontar, levantar pies, echarse hacia atrás para contrarestar peso, levantar cabeza, girar la tabla, sentarse, tumbarse... 
Esto me transporta a mi primer día de prácticas en la autoescuela, el primer día pensé que no podría cambiar de marcha y que necesitaría un coche automático... demasiada información. Ahora mis manos y pies se coordinan sin que yo les diga qué han de hacer. Lo mismo que me sucedió en clases de natación o cuando aprendí mecanografía... El cuerpo es sabio, el cuerpo registra las experiencias y él solo sigue el movimiento inconsciente.
Ayer me acordé de Mazunte (Mexico), de su respeto, de su grandiosidad, de su fuerza, de su gruñido, de los aprendizajes que me trajo, uno de ellos a pedir permiso cada vez que pongo un pie en sus aguas. Hoy no es Mazunte, es Mediterráneo, no importa, todas las gotas están conectadas de una u otra forma y el mar me sigue transmitiendo ese respeto y admiración. Sigo mirando al horizonte, con mis nervios, con mi miedo y agradezco por la oportunidad que me brinda: aprender con él. 
Te voy a ir probando sorbo a sorbo, no tengo prisa, le digo. Traéme las olas cuando tú lo desees, yo espero, no he de llegar a ningún lado, ya he llegado, estoy aquí aprendiendo contigo a mantenerme en equilibrio. Mientras tanto, voces de fondo que me preguntan cómo estoy, entonces sonrío, me siento muy acompañada, agradecida, feliz de respirar este momento.
Estoy probando, aprendiendo a conectarme con mi cuerpo en el mar, las olas... llegarán.
Deseo seguir, algo adentro de mi, algo más fuerte me impulsa a hacerlo. No se si aprenderé a ponerme de pie sobre una tabla, no se el tiempo que mi cuerpo me seguirá pidiendo venir al mar. Solo se que de momento he de estar ahí, aprendiendo a estar en equilibrio desde otro lado.
Y mientras tanto traigo conmigo la frase que me gusta y que dejé en alguna otra entrada: "A mi ritmo y a mi tiempo"

Para vosotros dos (J.J.) que me habéis alentando desde hace meses a que probase el surf. Gracias por acompañarme, por aconsejarme con cariño y humildad desde vuestra experiencia, gracias por abrirme los brazos en vuestro grupo.
Y gracias a los compañeros del club (C.S.B.): por ponerlo tan fácil, por las risas, por acompañarme desde vuestras tablas sin conocerme, por hacerme un lugar en las cenas de la playa, por esos pequeños empujones, por la confianza con la que me encuentro sin apenas saber quiénes sois.
Gracias.
Imágenes: pixabay

miércoles, 2 de agosto de 2017

Parpadeo

Parpadeo.
Un segundo.
Parpadeo.
Reflejo involuntario, acto que permanece para el resto de nuestra vida.
Siempre en ti, en mi, en nosotros.
Movimiento permanente incluso en las miradas que quedan hiptonizadas.
Y cuando menos lo esperas... Parpadeas.

Parpadeo.

Solo un parpadeo...
Han pasado años.
Parpadeas.
Y no te has dado cuenta.

De repente te preguntas:
¿Qué he hecho con lo vivido hasta ahora?

¿Lo elegí?

"Un" parpadeo, conoces a alguien.
"Otro" parpadeo, ese alguien ya no está.
Nunca sabrás cuántos parpadeos van a suceder entre "un" y "otro" parpadeo. Pueden ser horas, días, semanas... años.

Por eso aprovecha cada abrir de ojos porque te recuerda que sigues en la vida, que puedes escoger hacia dónde mirar la próxima vez que los abras. Puedes buscar. Puedes huir. Puedes amar. Puedes fluir. Puedes atreverte. Puedes aprender. No tengas miedo o tenlo todo.

Parpadeos entre desconocidos.
Parpadeos que terminan conociéndose.
Parpadeos que creen conocerse.
Parpadeos cómplices.
Parpadeos fugaces.

Todo se transforma tras un nuevo parpadeo.

Parpadeo eterno.
Parpadeo que hiptoniza.
Parpadeo que se difumina entre parpadeos...
Parpadeo que se esfuma.
Parpadeo de niña.
             ...de adulta.
             ...de anciana.
Parpadeo de una noche.
Parpadeo de una vida.
Parpadeo que no entiende.
Parpadeo que agradece.
             ...que juega.                        
             ...que bromea.
             ...que pinta con colores diferentes.
             ...que juzga.
             ...que acoge
Parpadeo con olor a sexo.
Parpadeo que expande pupilas.
Parpadeo que contrae.
Parpadeo que mira de frente.
Parpadeo que se esconde.
Parpadeo conjunto.
Simplemente parpadeo.

A veces no espera.
Se detiene.
Medio parpadeo. Los ojos se quedan cerrados y no vuelven a despertar, a veces no vuelven a despertarse incluso abriéndolos de nuevo, incluso viendo.

Así que, habla, expresa, comparte lo que sientes, no esperes al siguiente parpadeo porque quizás ya no despierta, quizás se ha marchado, quizás ya no desea mirar, quizás se ha transformado o quizás sigue dispuesto a seguir parpadeando.

Quien sabe.
Quizás.

Eso sí, el parpadeo ya no será el mismo.
Algo se habrá transformado.

Gracias a todos los parpadeos, los de segundos, minutos, los ausentes y los presentes. Parpadeos pasados, parpadeos que vendrán.
Ese parpadeo en mi, dejó aprendizaje, y te lo devuelvo en forma de agradecimiento.

Por ese parpadeo que, fuera el que fuese, fue mío, fue tuyo, fue nuestro.

Imagen: Pixabay. Patrick Marty

domingo, 23 de julio de 2017

Mirada incluyente

Voy manejando, calle estrecha, reduzco marcha, observo con cuidado mientras me abro paso entre personas que caminan a ambos lados.
De pronto, delante de mí una señora camina de lado, cierta parálisis le impide mantener erguido su cuerpo, con un poco de dificultad se hace a un lado para que yo pase, le miro con ternura, veo su mirada fuerte aunque ella no me mira, sigue su camino.

Lo siguiente que veo es un banco con varias personas sentadas, en conjunto se voltean mirando a la señora que camina despacio, a su ritmo y la señalan riéndose.

A mi parecer tendrían 14 o 15 años. Me quedo pensando al respecto, al mismo tiempo que sigo manejando...

Durante los primeros minutos de mi viaje me sigo haciendo preguntas:
¿Puedo hacer algo para que estas actitudes cambien?
¿Cuál es mi función en una situación así?
¿Cuál es mi función dentro de un sistema llamado escuela ante situaciones de este tipo?
¿Buscamos responsables o nos responsabilizamos en conjunto?
¿Qué educación pretendo contagiar?
¿Deseo seguir con una educación que critica y juzga a quiénes critican y juzgan?
¿Deseo cambiar el entorno o deseo cambiarme a mi misma en este entorno en el que vivo?
¿Dónde decido enfocar mi atención?

Para mi está claro que habitualmente estos hechos (el quedarse mirando a alguien que camina diferente) suelen hacerlos los niños más pequeños desde su inocencia, desde el descubrir el mundo con diferencias. Cuando tienes 6 años te llama la atención aquello que es diferente. Para ello, es necesario que se les acompañe a mirar el mundo que nos rodea con ojos bondadosos, con explicaciones, sin tabús, sin victimismo, sino por todo lo contrario, desde una mirada de fortaleza, una mirada que da respuestas, quizás no las acertadas, pero sí respuestas que aportan una mirada amorosa, empática que, sin caer en "pobrecilla" podamos hacer resurgir desde nuestro corazón otras fortalezas que seguro esa persona tiene. Entonces es cuando sucede, y de manera inconsciente no me coloco en posición privilegiada por encima de ella diciéndole "pobrecilla" sino que soy capaz de voltear hacia mi misma para ver qué es lo que a mi también me falta. Entonces ya nadie está en posición privilegiada, la miro con otros ojos, con ojos de fortaleza, porque igual que veo la mía propia, puedo ver este reflejo en su rostro.

Vivimos en una sociedad que bombardea con superficialidad. Nos olvidamos, en algunos momentos, sobre qué es lo que hay detrás de cada ser, qué esconde en lo profundo de su corazón y que a veces no es visible. A veces tan profundo que nisiquiera una misma persona puede descubrir su propio potencial.

En relación a esto quiero comentar algo, a mi parecer muy lindo que viví con las hijas de mis amigas en la playa el pasado domingo. Ambas tienen 6 años. Una de ellas dijo en voz baja, de repente, sin filtros, al natural, con esta inocencia de la que hablaba al principio:
- ¿Sabes que he visto a un hombre con 3 tetas?
- ¿Con 3 tetas?
- Sí, llevaba dos aquí y otra aquí (señalando la barriga)
- Ah, sí, claro, es que hay veces que a las personas les pueden salir bultos de grasa en algunas zonas de su cuerpo. Algunas veces se pueden quitar y otras veces no. De todas formas no sé que será. Cada cuerpo es diferente.

Se quedó pensativa y después continuamos jugando con la colchoneta, con las olas...
Al rato, su comentario hacia otra niña fue:
- Mira, ese señor tiene un bulto en su barriga, quizás no se lo puede quitar. Creo que es el papá de ese niño.

Desde mi punto de vista se convirtió en un diálogo más natural, en una mirada incluyente donde se había visto la diferencia pero no se había convertido esta en algo que separa y aleja sino en algo que acerca.

------

Pienso que acostumbrarnos a tener una mirada incluyente puede acercarnos al resto de historias con las que nos cruzamos. Podemos ir recordándonos de unos a otros todo aquello que nos une, en lugar de recordar constantemente en aquello que nos separa, nos limita y distingue. Diferencias que, al acostumbrarnos a vivirlas con naturalidad, nos hacen ser menos extraños.

Este es uno de mis retos en los que me vivo últimamente con apertura: Aprender a convivir con aquellas historias, personas o situaciones de las que me hubiera alejado en otros momentos de mi vida, por creer que eran tan diferentes a la mía.

Así que con este propósito escribo, no para compartir que mi mirada sea inclusiva, sino  para que me recuerdes este reto, para que me acompañes y me guíes cada vez que me olvide de esta mirada.

¡Feliz domingo!

viernes, 16 de junio de 2017

A ti, ser de magia.

Se va acabando el día y pienso...
Qué afortunada de vivir un día más en esta intensidad de la que emergen diversas emociones.
Qué afortunada de rodearme de personas maravillosas que llegan como ángeles a poner piedras para que cruce el río con facilidad.
Qué lindo de aquellas que las quitan, y sin que lo sepan, me recuerdan que puedo hacerlo.

Pienso en las conversaciones y en los hechos de esta última semana. Justo hoy hace siete días que tomaba un te con una amiga en su terraza, hace una semana que salió de mi la siguiente frase:
- Estoy agotada, necesito soltar y dejarme cuidar.
Hace una semana de esa conversación, de pronto, una semana fuera de casa, nueva ciudad, nuevos espacios, nuevas lecturas, nuevas compañeras de trabajo y por tanto, nuevas personas que aparecen en mi vida.

A veces, algunas personas que pasan por mi vida no se imaginan lo agradecida o feliz que me siento de habérmelas encontrado, una frase, un silencio, un gesto del que quizás no son conscientes pero cuánto aprendizaje dejan en mi. Me guían, me llevan, me muestran, me sonríen, me divierten, me indican, me cocinan, me recogen, me acompañan...

Esas personas que van por la vida haciendo magia con sus sonrisas, con sus pasos, con sus silencios, no suelen llamar mucho la atención, más bien pasan desapercibidas, o en ocasiones no gustan a las demás personas y lo que es mayor, ellas, ni se imaginan el impacto que con sus acciones, pueden llegar a generar en la otra persona. Por eso hoy quiero reconocerlas.

Esta semana he estado rodeada de estos seres, han llegado a mi vida con aire fresco, con sorpresa, junto con una serie de cuidados desmedidos. Bombardeo de cuidados amorosos de personas desconocidas y no tan conocidas. Siete días recibiendo cuidados de personas hasta ahora, lejanas,más en el tiempo que en la distancia o personas antes inexistentes.

Y hace unas horas, mi último ángel, probablemente hace diez años no me hubieran calado sus palabras como lo han hecho esta tarde. Probablemente no hubiera sentido cercanía, y no por su forma de ser, sino por la mía de aquel entonces, por mi forma de mirar al mundo, esa forma que era experta en encasillar a ciertas personas en ciertos grupos, llena de creencias instaladas. Popkewitz, un autor que leí esta semana lo llamaría "razonamiento poblacional". Encasillar a un individuo en unas características que pertenecen a un grupo. Y precisamente este hecho no me hubiera permitido ver el ángel que le habita.

Dos horas y media de plática en un lugar cerrado, como es un coche, dan para mucho. No hay escapatoria, solo queda entregarte al viaje; a las palabras de la otra persona; a escuchar; al silencio; al sonido de tus propias palabras vibrando desde tu cuerpo mientras salen; al sonido de la velocidad.
Conversaciones profundas, experiencias cercanas a la muerte, esta palabra a la que tenemos tanto miedo, y aun siendo desconocidos, algo nos une, somos más parecidos de lo que nos imaginamos. Nos miramos y sonreímos. Te escucho y conecto contigo, me abres la puerta a tu corazón, pensamientos, emociones y decido entrar sin etiquetas, no quiero poner palabras a lo que me cuentas, solo escucharte con cariño, con la misma emoción con la que me cuentas. Mirarte con ojos amables y ver los tuyos bondadosos y entonces recordar "yo como tú".

La televisión a menudo sigue bombardeando violencia, sigue adormeciendo e inyectando miedo. Días como hoy, en los que me gustaría gritar al mundo, me queda este rinconcito de expresión para decir: "Todavía hay personas dispuestas a ayudar, a servir a la otra persona, a facilitar el camino en lugar de dificultarlo" solo hay que abrir los ojos y alejarnos de las etiquetas que contaminan nuestra mirada, si las pones no podrás ver a estos seres que seguro te rodean, a veces se esconden tras un traje de médico, a veces de maestra, a veces de militar...

Hace siete días, no podía imaginar este enorme cuidado recibido, sobretodo lejos de casa, sobretodo por personas desconocidas y de manera tan desinteresada. Infinitas gracias a las que estáis cerca y a las que estáis lejos. Regalos que llegan sin envoltorio y penetran hasta el alma.

Me siento afortunada de estar rodeada de estos seres conocidos y desconocidos, y aprovecho para decirte algo: "Seguro que si lees esto, eres uno de ellos".

Recuerda: "Todavía hay personas dispuestas a ayudar, a servir a la otra persona, a facilitar el camino en lugar de dificultarlo. Todavía hay personas que de manera desinteresada te apoyan" CONFIA